La aprobación de la Ley General de Salud Pública por la cual se crea la profesión sanitaria generalista de psicólogo, va a comportar, necesariamente, cambios significativos en la estructura de los planes de estudio relacionados con la psicología. A este respecto, y para finalizar la serie de artículos dedicados al análisis de la aprobación de la Ley, Infocop ha querido entrevistar a Manel Viader, representante de la Conferencia de Decanos de Facultades de Psicología, para conocer las impresiones del ámbito universitario respecto a la aprobación de esta norma, así como las implicaciones que su implementación puede tener de cara a la configuración de los planes de estudio. |
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ENTREVISTA
Como representante de la psicología en el ámbito universitario, ¿podría comentarnos cuál ha sido, de manera general, la acogida que ha tenido la aprobación de esta Ley?
Desde una perspectiva universitaria, diría que la reacción lógica es una mezcla de satisfacción por un paso de enorme significación como es la regulación de la nueva profesión sanitaria, junto con la necesaria prudencia que se deriva del futuro despliegue de la Ley, incluyendo la cuestión básica de cómo se regula específicamente el nuevo máster y también la incidencia que todo ello pueda tener en la configuración de los Grados en Psicología.
Hasta que el Pleno del Congreso ha llegado a aprobar la Ley en la que se recoge la enmienda que afecta a la psicología, el camino recorrido ha sido largo y difícil. ¿Cuáles son las acciones que desde la universidad se han venido realizando en este tiempo?
La Conferencia de Decanos de Psicología ha participado de forma activa y decidida en todo el proceso, junto a los colegios profesionales y al colectivo de estudiantes. En momentos y en contextos de actuación distintos puede haber existido un protagonismo más acentuado de unos o de otros, pero la unidad de acción ha sido un valor fundamental. Desde la Universidad se ha realizado un trabajo ingente del cual solamente me puedo sentir orgulloso, al margen de cualquier error que pueda haberse cometido. Ha sido tan necesario el trabajo técnico y de elaboración de propuestas como la participación en la negociación entablada en el marco político, como fundamental ha sido y es también la labor realizada dentro de las propias facultades. Fue muy importante en su momento la participación activa en las movilizaciones que se llevaron a cabo para reclamar una solución al problema planteado a partir de la promulgación de la LOPS, en las cuales el papel del colectivo de estudiantes y profesionales ha sido crucial. Asimismo, me gustaría resaltar el nivel de consenso conseguido dentro de la Conferencia en el momento de tomar decisiones no siempre fáciles pero fundamentales, como ha sido la adscripción de los títulos de Grado en Psicología a la rama de Ciencias de la Salud.
Tras la aprobación de esta Ley, el pasado mes de septiembre, ¿cómo quedan establecidas las vías de acceso al ejercicio de la profesión? Para ser más concretos, si alguien desease a partir de ahora convertirse en psicólogo o psicóloga sanitario, ¿cuál sería el itinerario que habrá de seguir?
La Disposición adicional séptima de la Ley General de Salud Pública deja claro que el itinerario a seguir es la obtención del Grado en Psicología (o de la anterior Licenciatura) y posteriormente la superación del máster en Psicología General Sanitaria, cuyas características concretas están aún por determinar. Se mantienen durante tres años las vías transitorias para el ejercicio profesional que estaban ya previstas en la Ley de Economía Social.
Más específicamente, ¿qué implicaciones tiene la aprobación de esta Ley de cara a la configuración de los planes de estudio de psicología? ¿Cuáles son los plazos previstos para la implementación esta nueva norma?
Una Orden del Ministerio de Educación deberá especificar, en un plazo máximo de seis meses, los contenidos mínimos y las características generales del Máster en Psicología sanitaria. A partir de ese momento, las universidades podrán diseñar las titulaciones correspondientes y acometer el consiguiente proceso de verificación, cuya duración depende de las correspondientes Agencias de evaluación y acreditación. Del mismo modo, el Ministerio deberá establecer, en el plazo máximo de un año, las características de las menciones o itinerarios que la Ley prevé en el Grado en Psicología y su implicación concreta para el acceso al máster, una cuestión en la que, en mi opinión, será necesario un especial cuidado. Las universidades dispondrán de un plazo máximo de cinco años, a partir de la regulación del Grado, para realizar la correspondiente adaptación de sus titulaciones, aunque esto no debería ser obstáculo para la implantación progresiva de los nuevos Másteres a medida que se produzca su verificación.
Debemos esperar, en buena lógica y atendiendo al largo proceso de negociación que estamos viviendo, que en estas regulaciones finales se tenga muy presente el punto de vista de las Facultades de Psicología, compartido por los colegios profesionales. Nosotros hemos tenido claro, desde hace muchos años, qué tipo de titulación de Grado nos parecía más adecuada desde la perspectiva de una formación unitaria de los futuros psicólogos, sin que ello sea incompatible con la profundización en distintos ámbitos disciplinares y de actuación profesional.
¿Qué dificultades, de preverlas, se espera encontrar de cara a la implementación de la Disposición adicional séptima que afecta a la psicología, en el ámbito universitario? En este sentido, ¿que posibles propuestas de solución se están barajando?
Probablemente es prematuro comentar esta cuestión con detalle, más aún cuando quedan importantes incógnitas pendientes de resolver en la regulación de los nuevos títulos. En todo caso, está claro que puede producirse una demanda significativa dirigida a los nuevos Másteres en Psicología General Sanitaria, y esto obligará a articular actuaciones organizativas, de gestión académica y de recursos, así como a potenciar todavía más la vinculación con centros sanitarios de referencia, siempre con la perspectiva de ofrecer una formación de calidad. En próximas reuniones de la Conferencia de Decanos se abordarán con detalle todas estas cuestiones, siempre desde el respeto a la autonomía de cada universidad. También será muy importante explicar adecuadamente a nuestros actuales y futuros estudiantes cuáles son las perspectivas profesionales generales de la psicología y el papel de los distintos niveles formativos en cada ámbito concreto. Creo que el marco europeo EuroPsy debería jugar un papel importante en esta cuestión.
¿En qué va a concentrar su atención, a partir de este momento, la Conferencia de Decanos de Facultades de Psicología?
La Conferencia nunca ha dedicado su trabajo en exclusiva al problema planteado en el ámbito sanitario, aunque sí es verdad que esta cuestión ha marcado de forma importante nuestra agenda en los últimos años. Al margen de dar respuesta a las nuevas perspectivas que se abren en este campo, una cuestión en absoluto trivial, debemos proseguir con el trabajo ya emprendido para la mejora de la situación planteada en otros ámbitos formativos y profesionales de la psicología (educativo, psicosocial, etc.), donde hay cuestiones muy relevantes que resolver. Me parece también fundamental afrontar, entre otros, el tema de las condiciones de calidad que debe reunir la formación universitaria en el ámbito de la psicología, o nuestra situación en el contexto de la investigación, con un crecimiento espectacular en los últimos años pero también con problemas pendientes. Será también interesante el abordaje de otras cuestiones académicas y científicas que forman parte central de nuestro trabajo, y que pueden beneficiarse del intercambio de perspectivas que la Conferencia permite.