M. Soledad Torregrosa1, Cándido J. Inglés1, y José M. García-Fernández2
(1) Universidad Miguel Hernández de Elche y (2) Universidad de Alicante
La adolescencia es una etapa del ciclo vital caracterizada por la presencia de numerosos cambios físicos, cognitivos y sociales. En ocasiones estos cambios pueden favorecer la aparición de problemas externalizados, tales como las conductas agresivas hacia los iguales. Sin embargo, los cambios en esta etapa no sólo influyen en el comportamiento social del adolescente, sino también en la forma que tiene de percibirse, es decir, en su autoconcepto. Esta percepción que tenemos de nosotros mismos en diferentes áreas (física, social, académica o moral) está fuertemente influida por la evaluación que otras personas hacen de nosotros, siendo especialmente vulnerable en la adolescencia, puesto que en este momento las relaciones con los iguales y la visión que tienen sobre nosotros resultan de vital importancia. |
El estudio llevado a cabo por nuestro equipo de investigación surge con el fin de aportar mayor información sobre la relación entre conducta agresiva hacia los iguales y la percepción que los adolescentes tienen de sí mismos. Concretamente, se analiza la influencia que el comportamiento agresivo hacia los iguales puede ejercer sobre diferentes áreas del autoconcepto, atendiendo tanto al sexo como al curso, pues la investigación previa ha puesto de manifiesto que estas variables sociodemográficas resultan relevantes al analizar tanto el autoconcepto como el comportamiento agresivo.
Para la realización de este estudio se utilizó una muestra representativa de 2.022 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La conducta agresiva hacia los iguales se evaluó utilizando la escala de Conducta Agresiva del Teenage Inventory of Social Skills (TISS), mientras que el autoconcepto fue evaluado mediante el Self Description Questionnaire II, que permite analizar la percepción física, las percepciones sobre las relaciones sociales y familiares, la percepción sobre el funcionamiento académico, la sinceridad y estabilidad emocional del estudiante y la satisfacción con uno mismo.
Los resultados de este estudio permiten constatar que los adolescentes con comportamientos agresivos, en comparación con sus compañeros con baja conducta agresiva, tienen mayor probabilidad de percibir las relaciones con sus padres como negativas, mostrarse poco interesados por las tareas verbales, ser menos sinceros y tener una autoestima más baja. Asimismo, pese a que los modelos varían en función del sexo y el curso, en la mayoría de los casos los estudiantes con alta conducta agresiva también presentan una mayor probabilidad de percibir de forma negativa sus relaciones con los compañeros del mismo sexo, estar menos interesados por las materias escolares y ser emocionalmente más inestables que sus compañeros no agresivos. Por tanto, el comportamiento agresivo hacia los iguales presenta una influencia claramente negativa sobre diferentes áreas del autoconcepto.
Sin embargo, también aparecen resultados contrarios a los inicialmente esperados. Concretamente, se ha encontrado que las mujeres con comportamientos agresivos tienden a percibir sus relaciones con los varones más positivamente que sus compañeras no agresivas. Es posible que las chicas con alta conducta agresiva hacia sus iguales sientan mayor afinidad hacia sus compañeros varones y se sientan más aceptadas por ellos debido a que el comportamiento agresivo tiende a ser considerado socialmente como una característica masculina, y por tanto más ligada a los varones.
Asimismo, los estudiantes con alta conducta agresiva de 2º y 4º de ESO tienden a percibirse con mejor apariencia física que sus compañeros de estos mismos cursos con baja conducta agresiva. Se considera que la influencia del comportamiento agresivo sobre la apariencia física en 2º de ESO se relacione con una forma de llamar la atención de cara al inicio de las relaciones sentimentales por parte de los sujetos más agresivos, puesto que en muchas ocasiones son los adolescentes más problemáticos quienes suelen llamar la atención de sus compañeras. Asimismo, la influencia del comportamiento agresivo hacia los iguales sobre la percepción de la apariencia física en 4º de ESO podría estar vinculada con la evolución de los resultados académicos y finalización de los estudios en esta etapa. Puesto que los datos de nuestro trabajo constatan que los adolescentes con alta conducta agresiva tienen una percepción más negativa de sí mismos respecto a su desempeño académico en este curso, es posible que traten de mejorar la visión de sí mismos en otras áreas. Así, los adolescentes de 4º de ESO pueden comportarse de forma agresiva para ser percibidos como más atractivos y alcanzar la popularidad que no creen poder conseguir en base a sus resultados académicos.
Es necesario señalar las interesantes repercusiones que este estudio puede tener en la planificación de la intervención psicológica. Por un lado, la relación encontrada entre comportamiento agresivo y autoconcepto indica la conveniencia de aplicar intervenciones desde diferentes ámbitos (educativos, clínicos o sociales) ya que repercutirán de forma positiva en los adolescentes, tanto a nivel intrapersonal, mejorando la percepción que los estudiantes tienen de sí mismos, como interpersonal, con vistas a mejorar la relación con los demás. Por otro lado, los resultados de este estudio destacan la importancia de tener en consideración el sexo y el curso académico al analizar la relación entre comportamiento agresivo hacia los iguales y autoconcepto. Concretamente, se considera necesario que los profesionales que trabajan con adolescentes con alta conducta agresiva tengan en consideración la existencia de posibles situaciones reforzantes, ya no sólo externas sino también internas (tales como las percepciones positivas de uno mismo en determinadas áreas), que pueden favorecer el mantenimiento de estos comportamientos, especialmente en el caso de las chicas y de los estudiantes de 2º y 4º de ESO.
El artículo original puede consultarse en la revista Psychosocial Intervention:
María S. Torregrosa, Cándido J. Ingles y José M. García-Fernández (2011). Aggressive Behavior as a Predictor of Self-Concept: A Study with a Sample of Spanish Compulsory Secondary Education Students (El Comportamiento Agresivo como Predictor del Autoconcepto: Estudio con una Muestra de Estudiantes Españoles de Educación Secundaria Obligatoria). Psychosocial Intervention 20 (2), 201-212.
Sobre los autores:
María S. Torregrosa , es Licenciada en Psicología, máster en Psicología Infanto-juvenil y profesora de la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Su principal línea de investigación se centra en el estudio de las relaciones entre el comportamiento agresivo hacia los iguales y las variables cognitivo-motivacionales y de rendimiento académico.Cándido J. Inglés, es Profesor Titular de Universidad en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Miguel Hernández. Entre sus líneas de investigación destaca el estudio de los estilos de interacción social y su relación con variables cognitivo-motivacionales y rendimiento académico en la adolescencia. José M. García-Fernández, es Profesor Titular de Universidad en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Alicante. Sus líneas de investigación se centran principalmente en la ansiedad escolar, variables cognitivo-motivacionales y su relación con el rendimiento académico en la infancia y la adolescencia. |