José Miguel Mestre Navas y Rocío Guil Bozal Editorial: Pirámide 192 páginas Sin duda alguna la regulación de las emociones está en la base de la adaptación exitosa de las personas tanto en situaciones personales como de interacción social. Esta es la principal aportación de esta obra a la psicología de las emociones. Los autores se apoyan en que la regulación de las emociones es el resultado de un doble proceso de inercias o de vectores. Por un lado, la regulación cognitiva de las emociones trata de afianzar y optimizar las valoraciones positivas sobre las situaciones en las que las emociones se producen dentro de uno mismo (intrapersonal) o en relación con los demás (interpersonal) y, si es necesario, cambiar las valoraciones negativas por otras más realistas y positivas. |
Por otro lado, estaría el vector o la inercia de las personas para tratar de activarse o desactivarse según la meta afectiva que deseen conseguir (regulación del arousal emocional). Así, la regulación de emociones sería el vector resultante de la aplicación de ambas inercias. De esta forma se aúnan todos los conceptos que se han ido alternando, y a la vez solapando, sobre regulación de emociones predominando el enfoque de que la regulación de las emociones es el medio para la búsqueda de fines personales: desde la adaptación personal y/o social, como la propia regulación emocional misma.
Partiendo del conocimiento científico y realizando un nuevo avance hacia la consolidación y difusión del concepto de regulación de emociones, este libro está escrito de una manera amena para que los lectores interesados entiendan de manera fácil cómo pueden mejorar sus competencias en la regulación de las emociones. Para ello se presentan numerosos casos reales y un cuestionario que les permitirá analizar sus competencias para regular sus propias emociones o ayudar a los demás.