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En el momento de interponer una denuncia por violación, existen muchos factores que pueden condicionar la decisión de la víctima (García-Moreno, Guedes, y Knerr, 2012). Por un lado, los sentimientos de shock, vergüenza, humillación post-agresión, el miedo a represalias, y la preocupación por la reacción de su entorno. Por otro, el temor a ser culpada, a no ser creída y a ser sometida a un trato irrespetuoso durante el proceso judicial, es decir, por la perspectiva de sufrir una segunda victimización. Como resultado de estos factores, un considerable número de violaciones no se denuncian, y pasan a incrementar la denominada cifra negra de la delincuencia. La investigación aporta evidencia acerca del impacto de estos factores de revictimización. Así, a la víctima se le atribuye cierto poder para prevenir la agresión y, en consecuencia, algún grado de culpabilidad como resultado de su comportamiento antes y durante la violación (Romero-Sánchez, Megías, y Krahé, 2012). Además, la credibilidad percibida de la víctima contribuye a una posible victimización secundaria, y a la decisión de procesar o sobreseer el caso.
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Por su parte, la credibilidad está influida por los estereotipos y prejuicios del juzgador y, en el caso de las agresiones sexuales, destacan específicamente los rape myths, definidos como actitudes y creencias que definen la morfología que adopta tanto la agresión sexual real, como la víctima y el agresor reales. Sin embargo, se ha demostrado que el escenario prototípico de los rape myths dista ampliamente de la mayoría de las agresiones sexuales perpetradas. Éstas ocurren, habitualmente, a manos de un conocido, sin el uso de la fuerza bruta o el empleo de armas, y en un lugar privado. Los rape myths pueden culpar a la víctima, expresar incredulidad hacia la denuncia, exonerar al agresor, y/o perfilar las características de las mujeres que sufren la agresión. Dentro de esta última categoría, destacan el consumo de alcohol y el tipo de vestimenta de la víctima que, a su vez, se enmarcan dentro de los efectos de contexto. En esta línea, múltiples trabajos han revelado que ambos factores pueden endurecer los juicios de responsabilidad y culpabilidad de la víctima, y mermar su credibilidad. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se llevó a cabo una investigación con el objetivo de conocer cómo el consumo de alcohol y el uso de una vestimenta sugerente por parte de la víctima de una violación influyen en los juicios sobre: la credibilidad percibida, la valoración del hecho como una violación frente a una relación sexual consentida, y la atribución de responsabilidad. Además, se analizó la influencia del género sobre dichas estimaciones. Participaron 112 universitarios españoles (70 mujeres y 42 hombres), con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, que fueron divididos en tres grupos, cada uno de los cuales fue expuesto a una condición experimental distinta (neutra, alcohol, y vestimenta). Las tres condiciones consistían en la lectura personal de una declaración en la que la víctima relataba una violación. Se empleaba el mismo relato en las tres, con la salvedad de que en la condición alcohol se informaba adicionalmente del consumo de alcohol por parte de la víctima, y en la condición vestimenta de que la víctima portaba un atuendo sugerente. A continuación, los participantes respondían individualmente a tres cuestiones referidas a la credibilidad de la víctima, a la naturaleza del hecho (si se trataba de una violación), y al grado de responsabilidad de la víctima sobre lo acontecido. Los resultados arrojaron diferencias significativas entre los participantes de la condición neutra y la condición alcohol, siendo estos últimos los que juzgaban a la víctima como menos creíble. De este modo, el consumo de alcohol reducía la credibilidad percibida de la víctima. Además, se observó un efecto significativo para la interacción de los factores género y condición en relación con la valoración del hecho como una violación. Así, los hombres valoraban la violación en mayor medida como una relación consentida en la condición alcohol, mientras que en las mujeres se producía el efecto inverso. Este resultado refleja posiblemente el efecto diferencial que los rape myths ejercen en función del género. Finalmente, teniendo en cuenta las limitaciones de este trabajo, se extraen algunas consideraciones para la intervención judicial y forense. Así, es necesario controlar el efecto de contexto debido a que puede mediar, en casos de violación, la formación de juicios y el proceso de toma de decisiones. De este modo, se puede minimizar el riesgo de segunda victimización (Maier, 2012) y la pérdida de credibilidad de la víctima durante el proceso penal (Beichner y Spohn, 2012).
El artículo completo puede encontrarse en Anuario de Psicología Jurídica 2015:Novo, M., Díaz-Saco, P., G. Amado, B. y Vilariño, M. Efectos de contexto en la formación de juicios en un caso de violación. Anuario de Psicología Jurídica 2015, 25 (1), 40-45. |
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