El pasado día 15 de marzo elmundo.es publicó una noticia con el título La esquizofrenia se ceba con los refugiados, sacando a la luz los resultados de un amplio estudio sueco que alerta de que la guerra, el frío, el hambre o la indiferencia no son los únicos problemas que tienen que afrontar los refugiados. Este estudio longitudinal, publicado en la revista British Medical Journal (BMI) y realizado por un equipo de investigación del Instituto Karolinska, alerta de las altas probabilidades que poseen los refugiados de tener algún problema de salud mental grave, que se traducen en un riesgo tres veces mayor de esquizofrenia y brotes psicóticos. Hasta el momento existían numerosos estudios que demostraban la mayor incidencia entre los refugiados de problemas de salud mental como: depresión, ansiedad, somatizaciones o estrés postraumático, pero poco se sabía sobre el riesgo de psicosis y esquizofrenia. De esta forma, el objetivo de esta investigación ha sido determinar el riesgo de los refugiados de tener esquizofrenia y otros trastornos mentales no afectivos, en relación con otros grupos de la población. | |||
Este equipo ha evaluado a 1.347.790 millones de jóvenes nacidos después de 1984. El 88,4% de la muestra son hijos de padres suecos, el 9,8% son inmigrantes no refugiados y el 1,8% restante (24.123 personas) son refugiados, es decir, personas que habían huido de su país escapando de algún conflicto o perseguidos por sus ideas políticas, religiosas o por su orientación sexual. Aunque los datos de esta investigación fueron recogidos hasta diciembre de 2011, los resultados son extrapolables a la triste actualidad de millones de personas que huyen de la guerra Siria y esperan a que Europa les abra las puertas. Los resultados del estudio revelan que el riesgo de sufrir esquizofrenia o un brote psicótico, es tres veces mayor entre el grupo de refugiados, con respecto a la población sueca, y más del doble si los comparamos con el grupo de inmigrantes. Para hacernos una idea, por cada 100.000 personas, serían esperables 4 diagnósticos de trastorno mental grave en ciudadanos suecos, 8 en inmigrantes y 12 en refugiados. Respecto al género, el riesgo de sufrir algún diagnóstico de este tipo es mayor en el caso de los varones. Estos datos se repiten independientemente del origen, salvo en el caso de los refugiados procedentes del África subsahariana, que tuvieron tasas similares a la población sueca. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud, en 2015 había alrededor de 244 millones de personas refugiadas en el mundo. Si tenemos en cuenta estos datos, existen millones de personas cuya salud mental está en riesgo, y cuyas necesidades no se tienen en cuenta. Es de suma importancia la realización y publicación de este tipo de estudios, para que los sistemas de salud de los países receptores puedan planificar la acogida de refugiados, teniendo en cuenta las características particulares de esta población y no olviden atender de forma adecuada la salud mental, gran olvidada en nuestra sociedad actual. Se puede consultar el estudio completo en el siguiente enlace: |
Los sistemas democráticos favorecen la salud mental
La Alianza Global de Psicología (Global Psychology Alliance —GPA—), una red sin ánimo de lucro constituida por más de 70 organizaciones líderes todos los continentes, ha lanzado un comunicado sobre la relación entre la democracia y la salud mental y la importancia de promover los sistemas democráticos como un medio para mejorar la salud a nivel mundial (…)