La elevada demanda en los servicios de atención psicológica a niños y adolescentes requiere un nuevo enfoque; es necesario replantear y rediseñar estos servicios si queremos ayudar a todos los que los necesitan. Esta es una de las conclusiones aportadas en un nuevo informe publicado por la Sociedad Británica de Psicología (British Psychological Society-BPS), bajo el título: What Good Could Look Like in Integrated Psychological Services for Children, Young People and their Families? (¿Qué tan buenos son los servicios psicológicos integrales a niños, adolescentes y sus familias?). Según alerta el informe, los servicios actuales están sobrecargados y fragmentados, lo que se traduce en complejos sistemas de remisión, largas listas de espera y jóvenes que quedan sin tratamiento. Asimismo, se generan grandes desigualdades que desfavorecen a los colectivos más vulnerables. | |||
Para la Sociedad Británica, la escasez de recursos en el Sistema Sanitario, la exigua promoción de la salud psicológica, la falta de intervención temprana y de prevención primaria, la ausencia de reconocimiento de los problemas de salud mental o el estigma aún existente en torno a estos problemas, son algunas de las barreras actuales que impiden a niños y adolescentes con dificultades psicológicas obtener la ayuda que necesitan. Con el fin de solventar esta situación, insta a trascender más allá de los fallos detectados y emprender acciones orientadas a reducir la creciente demanda y abordar los factores de riesgo que influyen en la salud mental. Para ello, aboga en su documento por un enfoque global que contemple las diferentes vías mediante las cuales la sociedad puede apoyar a las familias y promover el desarrollo psicológico saludable de niños y jóvenes, entre ellas, la lucha contra la pobreza y la desigualdad social, la promoción de la salud en diversos contextos (por ejemplo, en las escuelas) y la intervención temprana con las familias cuando los niños están experimentando problemas. La BPS recoge en su informe una serie de recomendaciones que deberían llevarse a cabo, entre ellas las siguientes:
El documento propone también más intervenciones psicológicas especializadas, y defiende el uso de la Psicología Comunitaria, un enfoque que alienta a las comunidades a introducir cambios en el ambiente y/o en la estructura social, de cara a mejorar las condiciones de vida de niños y jóvenes, fomentando su resiliencia y promoviendo estilos de vida saludables, de modo que se sientan psicológicamente seguros. El informe se encuentra disponible en inglés a través del siguiente enlace: |
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