Según los datos que ha facilitado el Ministerio de Educación, de las casi quince mil solicitudes realizadas, aproximadamente sólo la mitad han obtenido el título de especialista, concentrándose la mayoría de las negativas a los solicitantes por la vía transitoria tercera, la del ejercicio profesional colegiado. Además, el proceso se inició con la creación de la especialidad en 1998, y ya estamos en 2011. Así que se puede concluir que ha sido un proceso extraordinariamente exigente con los que ejercen la profesión sin trabajar dentro del sistema sanitario público y sin ser docentes universitarios, a la vez que ha tardado un excesivo tiempo en culminarse. La guinda de este mal pastel la ha puesto la prueba realizada el pasado mes de noviembre a algunos de los solicitantes de la especialidad, ya que sólo el 23% de los que se presentaron al examen ha aprobado, lo que pone de manifiesto que probablemente no haya sido una prueba muy adecuada para valorar lo que se pretendía.

Evidentemente no todo aquel que haya solicitado el título de especialista lo tiene que conseguir porque sí, pero hay profesionales con una dilatada experiencia a los que se les ha denegado o que han suspendido esa prueba, y no es justo. Estos profesionales, que ejercen mayoritariamente en el ámbito privado, se someten año tras año al examen de sus pacientes y lo superan. Sólo si se es buen psicólogo clínico se puede ejercer en este contexto de manera dilatada, ya que, como pasa en casi todas las profesiones, la fuente principal de nuevos clientes es lo que dicen de tí tus antiguos clientes.

En otras profesiones sanitarias se han dado estos procesos de homologación de especialistas y se ha actuado de otra manera, concediéndose la especialidad en mayores proporciones. No obstante, todavía hay margen para intentar que este mal panorama mejore un poco. Por un lado, está la posibilidad de que se realice una segunda prueba a los solicitantes del título y, por otro, se puede abrir un nuevo proceso extraordinario de solicitud de la especialidad, aunque desgraciadamente limitado sólo a aquellos profesionales que trabajan en el Sistema Nacional de Salud o en servicios concertados con el mismo. Esto último acaba de acordarlo el Congreso de los Diputados, aunque todavía queda tiempo para que se haga realidad.

La Organización Colegial ha trabajado y sigue trabajando para que todos aquellos que se lo merecen consigan el título de especialista, pero quien toma las decisiones al respecto, en última instancia, son los Ministerios de Sanidad y de Educación y en este campo se han venido tomando algunas decisiones con las que no estamos de acuerdo.

Con ella se consigue que, sin necesidad de contar con la especialidad oficial, los psicólogos y psicólogas puedan seguir ejerciendo profesionalmente actividades sanitarias, tal y como ocurría antes de la LOPS y sucede en otras profesiones sanitarias como la Medicina, la Enfermería o la Farmacia. Aunque no es la solución definitiva, es un paso muy importante. En Infocop, publicamos un artículo sobre el contexto histórico y las implicaciones de esta Ley, así que remito al mismo para conocer en detalle estas cuestiones. Lo que ahora quiero destacar es que, por fin, el Gobierno y los legisladores han adoptado una medida con rango de Ley para reconocer que los psicólogos y psicólogas realizan actividades sanitarias, que es lo que veníamos reclamando desde hace más de siete años. Resulta increíble que haya tenido que pasar tanto tiempo para reconocer algo tan evidente.

Existen unas inercias muy instauradas que consideran que lo sanitario es aquello que se dedica a afrontar las enfermedades con fármacos y cirugía. Son prejuicios contrarios a las evidencias científicas, pero que responden también a poderosos intereses concretos. En este esquema de sanidad, los profesionales de la Psicología no son bien recibidos. Afortunadamente, cada vez está ganando más terreno la importancia de la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, así como la toma de conciencia de que el comportamiento tiene una incidencia decisiva en la salud. Mucho se está empezando a hablar de la relevancia de que los individuos lleven una vida sana, que sigan una buena alimentación, hagan ejercicio, no consuman drogas, no se expongan a riesgos que lleven a accidentes, se fomenten las emociones positivas y se reduzca el estrés, y los psicólogos y psicólogas somos de los profesionales que más podemos aportar en este campo. La Psicología tiene mucho que aportar, no sólo en los servicios de salud mental, sino también en los hospitales, la atención primaria y la salud pública.

Otras acciones han sido la difusión pública de dos manifiestos, uno en 2006, en defensa de la atención psicológica en el Sistema Nacional de Salud, que fue apoyado por centenares de organizaciones sindicales, sociales y sanitarias, y otro en 2010, insistiendo en la necesidad del reconocimiento sanitario de la Psicología. Además, ha sido constante la labor en defensa del papel sanitario de la Psicología en campos específicos, como el tabaquismo o el cáncer, por citar los más llamativos. Desde la Organización Colegial se han realizado innumerables informes, notas y cartas dirigidas a medios de comunicación, organizaciones sociales, sindicales y políticas, legisladores y cargos gubernamentales y se han celebrado centenares de reuniones.

Gracias a todo este trabajo hemos conseguido aumentar el apoyo social y político a nuestra profesión y estamos consiguiendo ahora estos últimos resultados. Quiero agradecer a todos los que han participado en esta lucha el esfuerzo que han realizado. Sin él, la Psicología no avanzaría.

La Psicología en España afronta numerosos retos. Como ya he dicho, unos tienen que ver con la concesión del título de especialista a muchos profesionales que deberían tenerlo, y otra cuestión se refiere a la solución definitiva del reconocimiento legal del carácter sanitario de los titulados universitarios en Psicología. Antes de finalizar el presente año 2011, comprobaremos si se producen avances al respecto. Se deberían abrir nuevos cauces para que algunos profesionales pudieran conseguir la especialidad y se debería crear definitivamente una profesión sanitaria de psicólogo generalista, a la que se diera acceso casi automático a todos los psicólogos y psicólogas que trabajan en el campo sanitario sin tener la especialidad oficial, quedando como vía ordinaria de acceso a esta profesión sanitaria un título oficial de Máster en Psicología Sanitaria. Por tanto, se debería configurar en este campo, para los futuros psicólogos y psicólogas, una preparación con un título de Grado, que tiene cuatro años de duración, más un Máster de unos dos años con alto contenido práctico, que debería establecerse como requisito futuro de acceso al PIR. Estamos en conversaciones con el Gobierno y esperemos llegar a buen puerto, pero habrá que estar atentos porque puede que se intente imponer una propuesta que sea perjudicial para el desarrollo de nuestra profesión y la atención psicológica en España.

Esta lucha para que se reconozca el carácter sanitario de los psicólogos está vinculada en paralelo con la labor constante que se realiza reclamando una mayor presencia de la Psicología en el Sistema Nacional de Salud y un aumento de las plazas PIR. Los datos ponen de manifiesto los grandes beneficios que aportan las intervenciones psicológicas que, lejos de suponer un coste adicional, al mejorar la salud y prevenir el desarrollo de enfermedades, suponen una mayor eficiencia de los sistemas sanitarios y una disminución de las prestaciones sociales por incapacidades. Por esta razón, otros países, como Gran Bretaña, están incorporando a los psicólogos en la Atención Primaria, algo que se debería hacer también en España.

Junto a esta labor de promoción de la Psicología en el campo sanitario, la Organización Colegial viene trabajando también en otros frentes, como el educativo. Los centros escolares deben contar con psicólogos que aporten sus habilidades para mejorar los resultados educativos y promover la salud, algo que ahora no se produce, ya que sólo cuentan con orientadores, que son profesores con titulaciones de todo tipo, no sólo en Psicología o Pedagogía, y que realizan labores centradas sólo en la orientación educativa. Las tasas de fracaso y abandono escolar son muy elevadas en España y para reducirlas, entre otras medidas, resulta necesario que los centros escolares cuenten con los profesionales expertos en los trastornos de conducta y del aprendizaje, que son los psicólogos, para intervenir y asesorar a los profesores, estudiantes y sus familias. Las asociaciones de padres y madres así lo han entendido y se ha conseguido que apoyen esta medida. Recientemente, el Partido Popular ha presentado una iniciativa parlamentaria para defenderla y esperamos que más grupos políticos se sumen a la misma para conseguir que finalmente se haga realidad.

La Organización Colegial también trabaja para que nuestra profesión aumente su desarrollo en otros campos, como el deportivo o el judicial, por ejemplo. A finales del presente mes de abril se celebran las I Jornadas Nacionales de Psicología del Deporte y el VI Congreso Nacional de Psicología Jurídica y Forense, eventos que cuentan con el impulso y colaboración de los Colegios. También el campo del trabajo es una preocupación constante y la Organización Colegial trabaja para que los psicólogos tengan reconocimiento para realizar las labores de prevención de riesgos laborales, así como que se integre nuestra profesión en este campo de la salud laboral y la reducción de las bajas por incapacidad. Tampoco se olvida el ámbito de los servicios sociales y son numerosas las iniciativas, por ejemplo, para que aumente la relevancia de la intervención psicológica en la atención a las personas en situación de dependencia.

Como se puede comprobar, hay muchos frentes abiertos y, por mucho que hacemos y conseguimos, la verdad es que a veces nos sentimos un poco desbordados. Nunca me parece suficiente y me gustaría que lográsemos más. Realmente sólo llevamos unos treinta años como profesión en España, hemos avanzado mucho en poco tiempo y para nuestra consolidación está siendo fundamental contar con una Organización Colegial que promueva la Psicología, velando por el buen hacer de los psicólogos y psicólogas. Por el futuro de todos, y para que España se pueda beneficiar de nuestra labor, resulta clave que se apoye y participe en los Colegios de Psicólogos, por lo que hago un llamamiento para que siga siendo así y se incremente en el futuro.

Me gustaría resaltar el papel importante que está jugando Infocop para divulgar la Psicología y defender la profesión. Ésta es otra de las labores que son posibles gracias a la existencia de la Organización Colegial, y conviene destacarla también.

Y, finalmente, decir que me siento muy orgulloso de representar a este gran colectivo profesional, que tanto aporta al bienestar colectivo de nuestra sociedad. Para mí, es un honor poder trabajar para que nuestra profesión crezca día a día, y seguiré esforzándome al máximo para que juntos logremos más y mejores resultados.