El embarazo y el parto son eventos vitales que la mayor parte de las mujeres viven como experiencias positivas; sin embargo, alrededor de un 13-19% de las mujeres experimentan síntomas depresivos durante el embarazo y/o después del parto. Estas prevalencias se están incrementando a nivel global, representando una preocupación creciente para los sistemas de salud pública. Almudena Duque, doctora en Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca y coordinadora de este simposio, nos adelanta, en la siguiente entrevista, los estudios -dirigidos tanto a las mujeres como a los profesionales que las atienden-, que se abordarán durante el Simposio que tendrá lugar en el marco del V Congreso Virtual Nacional de Psicología (9-11 de julio de 2021) bajo el título Ser madre en el siglo XXI: la Psicología al servicio de la salud mental perinatal. |
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La depresión perinatal debe ser, según expone la OMS, un objetivo prioritario dentro de los temas de salud para abordar las siguientes décadas. ENTREVISTA A modo de introducción, según un artículo de la APA (American Psychological Association) de mayo de 2019, a pesar de la evidencia en torno a su incidencia y prevalencia, la depresión materna a menudo pasa desapercibida y, en muchas ocasiones, no llega a tratarse, porque no se llevan a cabo pruebas de detección universales para detectar la depresión, ni durante el embarazo ni tras el parto. Con los datos que se van a presentar en el simposio, ¿esta afirmación sigue siendo válida? Sí. Realmente los trabajos que se presentan en el simposio no son tanto de corte epidemiológicos, no están centrados tanto en ver sí la detección es correcta o no, sino que van más orientados al tratamiento y, sobre todo, a la predicción de la depresión perinatal. Pero independientemente de eso, es cierto ese dato de la APA. El problema básicamente es de las pruebas de detección que se utilizan de forma universal pero no siempre son suficientemente adecuadas porque los puntos de corte difieren entre países. Entonces, hay un poco de lío en cuanto a la prevalencia que existe de este trastorno que siempre ha existido, pero que se está dando a conocer más recientemente. Entre un 13 y un 19% de mujeres experimentan síntomas depresivos durante el embarazo y/o después del parto según vuestros datos. ¿Es este un porcentaje alto? (La APA maneja estas otras cifras: las estimaciones de depresión durante el embarazo varían de 14% a 23%; a lo largo del primer año tras el parto, las estimaciones de la depresión materna oscilan entre el 5% y el 25%). Sí, es un porcentaje alto. Cuando pensamos en porcentajes de entre 13 y 19 mujeres de cada 100, pues no son muchas. Claro, no son muchas si lo comparamos con el dato de la OMS de depresión en población general (el año pasado calculó que aproximadamente el 4% de la población mundial padece algún trastorno depresivo). Pero si eso lo llevamos a un grupo mucho menos numeroso de personas y aumenta el porcentaje hasta el 13 y el 20, anda más cerca del 20%, constituyendo un dato lo suficientemente alto como para que sea motivo de preocupación y algo que haya que atender y prestarle atención desde la Psicología. La APA, en ese mismo artículo, recoge que el 20% de las mujeres con depresión postparto experimentan pensamientos suicidas; aproximadamente dos tercios, presenta trastornos de ansiedad comórbidos, y más de una de cada cinco es diagnosticada con trastorno bipolar. ¿Es la depresión posparto un serio problema de salud mental o no se le presta suficiente atención? Las dos cosas. Es un problema de salud mental importante. Si la depresión lo es, ¿por qué no lo va a ser la depresión en la mujer embarazada? La OMS, hace ya hace bastantes años, determinó que la depresión es uno de los trastornos que más discapacidad genera después de las enfermedades cardiovasculares y, por lo tanto, la depresión en la mujer embarazada genera esa discapacidad o más incluso por su estado biológico. Y en cuanto a que se le preste poca atención, se le ha prestado poca atención hasta los últimos años. Empieza a haber un aumento en la atención. De hecho, la OMS también en el año 2019/2018 aproximadamente, indica que la depresión perinatal tiene que ser un objetivo prioritario dentro de los temas de salud para abordar las siguientes décadas. En España, se está haciendo el intento para abordarla. Lo que pasa es que al ser un tema que también incluye Biología, vamos a decir, incluye temas médicos, etc., no solamente depende de los psicólogos. Ahí influye mucho la coordinación que tengamos con matronas, ginecólogos… Entonces, yo espero que sí, que se pueda dar una atención adecuada a las mujeres que la necesitan y que, como hemos visto, el 20% lo pasa mal y necesita atención. Siguiendo este hilo, da la sensación, sin embargo, de que este es un tema del que apenas se habla. ¿Por qué cuesta tanto aceptar o admitir que la depresión perinatal existe y es más común de lo que se cree? Tradicionalmente a las mujeres embarazadas se las llamaba mujeres en estado de buena esperanza. Entonces se entiende que una mujer embarazada o que ha dado a luz tiene motivos suficientes para estar feliz y ser una persona realizada. Cuando aparecen síntomas de tristeza, ansiedad, etcétera, o bien no se le da la importancia que se le debe por el hecho de que son cambios hormonales, son normales, etc., y que es verdad, son normales, pero tradicionalmente se espera que las mujeres en ese periodo de su vida, ese sea un momento feliz y lo que estamos viendo es que las demandas que un embarazo y un posparto generan, a veces, para algunas mujeres son inabarcables y tienen problemas para poder manejarlos. Hay miedo. Cuando hablas con las mujeres embarazadas o que ya han dado a luz, lo que hay es miedo a no cumplir con las expectativas que ellas tenían. Eso es así. Cuando la expectativa es muy alta y dentro de estas expectativas está que tú, como embarazada o como madre, tienes motivos para estar feliz y de repente eso no se cumple, hay una disonancia que genera aún mucho más malestar porque yo debería estar feliz y de repente no lo estoy y por lo tanto algo raro está ocurriendo en mí, no soy normal y de nuevo es la pescadilla que se muerde la cola. En el simposio que coordina se hará mención a los últimos estudios desarrollados sobre este asunto. ¿Podría resumirnos los que considera más interesantes y hacía dónde van dirigidos? El simposio se compone de cinco ponencias. Jorge Osma, por ejemplo, que es el presidente de la asociación MARCÉ, que es una sociedad dedicada al estudio de la salud mental perinatal, va a hablar sobre cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar en la predicción durante el embarazo, pueden ayudar a predecir síntomas depresivos tanto en el embarazo como en el posparto. Ellos hacen una monitorización de las mujeres durante su embarazo y pueden llegar a predecir quienes pueden desarrollar algún tipo de depresión o cualquier otro trastorno. Hablamos de depresión perinatal pero podría ser un trastorno de ansiedad, etc. Cecilia Peña Coba, que es profesora de la universidad rey Juan Carlos, va a hablar sobre qué impacto tienen las intervenciones centradas en amabilidad que son intervenciones que han mostrado su validez empírica, cómo las intervenciones centradas en amabilidad tienen efectos positivos en mujeres con depresión posparto y como eso además se ve en el cuidado del bebé y como eso aumenta la experiencia positiva del embarazo. Luego tenemos a Máximo Peña que va a hablar sobre intervención de mindfulness con matronas. Es verdad que no es directamente con mujeres embarazadas pero las matronas son las encargadas de cuidar a las mujeres embarazadas. Entonces nos parecía muy importante que también cuidáramos ese personal sanitario que las cuida a ellas. Va a hablar sobre qué efectos puede tener una intervención mindfulness con ellas. Finalmente el estudio que yo presentaré y del que voy a hablar es un poquito diferente, es de corte experimental y lo que voy a presentar son los datos de validación de unas imágenes, caras de bebés, que expresan emociones faciales porque el objetivo es hacer estudios posteriormente con mujeres con depresión posparto y ver si las mujeres con depresión posparto son menos hábiles por ejemplo para identificar o para reconocer emociones negativas en sus bebés porque la literatura va un poco por ahí. Parece ser que ese vínculo o ese peor vínculo que establecen las madres con depresión posparto con sus bebés tiene que ver con que no son lo suficientemente hábiles para detectar las emociones negativas o emociones positivas en sus bebés. Queremos ver cómo es un procesamiento emocional porque si somos capaces de ver que hay una diferencia en el procesamiento emocional tanto con la población sana como con la población general que tiene depresión, podremos hacer intervenciones mucho más eficaces con ellas. En la mesa redonda, también se expondrá la situación de la mujer embarazada durante la pandemia. ¿Qué efectos provocó en ellas esta crisis sanitaria? Esa es la última intervención que va a exponer Covadonga Chaves, compañera de grupo de investigación de perinatal. Hicimos un estudio durante el confinamiento con 742 mujeres y lo que vimos es que el miedo a contagiarse, el miedo a que los hospitales estuvieran saturados cuando ellas tuvieran que dar a luz, disparó en cierta medida los síntomas depresivos y de ansiedad. Aproximadamente de esas 742, el 58% manifestaba síntomas depresivos y el 51% manifestaba síntomas de ansiedad. ¿Eso significa que todas vayan a generar una depresión? No. Son síntomas depresivos, son pruebas que luego habría que confirmar el diagnóstico y posiblemente además son respuestas normales de una situación de estrés como la que estaban viviendo. Pero sí que es verdad que, en ese momento de confinamiento, durante el mes de abril, aproximadamente la mitad de ellas vamos a decir, tenía síntomas de depresión o síntomas depresivos y síntomas de ansiedad bastante elevados en ese momento. Al respecto, un reciente estudio de la Universidad de Granada, que ha analizado los efectos psicológicos de la pandemia en el embarazo y el posparto, concluye que las mujeres que han dado a luz durante la pandemia reportan haber sentido mayor estrés en el proceso de parto, y califican como peores la calidad de los cuidados recibidos. Además, casi un 15% más de mujeres han desarrollado síntomas de depresión posparto tras haber dado a luz durante esta crisis. ¿Coinciden estos datos con los que se van a exponer en el simposio? Sí, han aumentado los síntomas depresivos. No hay que alarmarse en el sentido de que sea una reacción puntual de estrés. La humanidad está preparada para afrontar determinadas situaciones estresantes y posiblemente cuando esto pase volvamos a ese 20% de mujeres que sí que desarrollan una depresión posparto. Y, de hecho, en cuanto a los cuidados que se daban en el hospital, de esas 742 mujeres que entrevistamos, en nuestro estudio el 31% de ellas dice que estuvo menos tiempo del esperado en el hospital que suele ser 48 horas. Es decir, que das a luz y rápidamente en la calle con lo que eso genera de miedo, qué hago con este bebé, sobre todo si eres primeriza, qué tengo que hacer, etc. Alrededor del 14% no pudo estar acompañada en el parto y lo manifestaban con muchísimo malestar y al 11% no les permitieron hacer piel con piel con el bebé sobre todo en los dos primeros meses. Todo eso es normal que genere cierto malestar. Aunque lo esperable es que esto vuelva a los términos, a los números habituales una vez que pasen estas respuestas a la pandemia. Para terminar, me gustaría hacerle una pregunta que seguro se hacen muchas mujeres: ¿puede una mujer embarazada detectar si está padeciendo o padece síntomas de una depresión? Sí es así, ¿qué debe hacer para evitar que vaya a más? Su cometido no es tanto detectar si está teniendo o no una depresión. Si puede notar o saber si algo va mal o no. En el embarazo y el posparto es normal que haya ansiedad, que haya tristeza, que haya preocupación. El embarazo conlleva una serie de cambios hormonales que a veces lo provoca y en el posparto, el primer mes después de dar a luz que se llama baby blue, es un periodo en el que el 80% de las mujeres manifiestan estar tristes y manifiestan sentirse incapaces de afrontar las demandas que el nuevo hijo les ha puesto por delante. Cuando eso pasa, cuando ese mes después del parto pasa y eso no se empieza a normalizar, es cuándo podríamos empezar a pensar que algo raro ocurre. Pero, sobre todo, más que a nivel temporal, que ellas evalúen si eso interfiere en su vida habitual. Es decir, si tú estás algo triste, algo nerviosa, pero eres capaz de seguir con tu vida laboral, con tu vida social, con tu vida familiar, etc., pues posiblemente sean reacciones, respuestas de estrés al momento que estás viviendo. Pero si de repente tu vida se empieza a ver afectada por eso, quizás es el momento de estar un poco alerta. En cuanto a qué hacer estando embarazada, lo más habitual es que se lo comente a su matrona, sobre todo porque habría que descartar cualquier causa biológica. Estando embarazada, hay muchas causas biológicas y habría que descartarlas. Una vez que eso se descarta habría una doble vía: o bien que desde tu médico de cabecera, o tu matrona, te derive a salud mental para que te atienda un profesional o bien, teniendo en cuenta que el sistema nacional de salud mental está muy colapsado y la atención no es tan inmediata como se esperaría y que es la vía que eligen más mujeres, buscar un profesional privado que pueda atenderte. En un principio, estando embarazada, se prioriza la terapia psicológica lógicamente, pero hay otros casos en los que no puede ser, es decir, que necesita de medicación y es verdad que, aunque los estudios son contradictorios, aquellas mujeres que lo necesitan tampoco se les puede negar porque a veces los beneficios son más que los riegos pero sobre todo eso, que no sientan que lo que les pasa no le pasa a nadie y sí pasa y que no sientan vergüenza de sentir que un momento en el que parece que deberían ser felices no lo son o que al menos no lo son tanto como ellas esperaban o la expectativa que tenían. Se puede ver el vídeo de la entrevista completa a continuación: |
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