La muerte por suicidio es siempre un suceso trágico, y puede desencadenar una serie de emociones complicadas y confusas. Así lo afirma la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) en un artículo publicado en su página Web, a través del cual ofrece una serie de recomendaciones orientadas a ayudar, tanto a adultos como a niños y adolescentes, a lidiar con la pérdida de un ser querido. – Cuando un amigo o ser querido muere por suicidio Acepte sus emociones: es probable que sienta tristeza y desesperación, así como otros sentimientos comunes, tales como conmoción, negación, culpa, vergüenza, ira, confusión, ansiedad, soledad e incluso, en algunos casos, alivio. Esos sentimientos son normales y pueden variar a lo largo del proceso de superación de la pérdida.
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No se preocupe por lo que «debería» sentir o hacer: no hay un período de tiempo estándar para el duelo, y no existe una sola forma correcta de afrontarlo. Concéntrese en lo que necesita y acepte que las situaciones y acciones de los demás pueden ser diferentes a las suyas. Cuídese: cuidar su salud física puede mejorar su estado de ánimo y suponer el empuje necesario para sobrellevar la situación. Es fundamental seguir hábitos saludables: dormir una cantidad mínima de horas, realizar comidas regulares y sanas, etc. Cuente con redes de apoyo: acepte ayuda tanto de personas que han recibido apoyo en su momento, como de su familia, amigos, otros miembros de su comunidad, etc. Hable con alguien: hoy en día hay estigma en torno al suicidio y muchos supervivientes de una pérdida por esta causa sufren en silencio. Puede ser útil hablar y compartir sus sentimientos. Únase a un grupo: los grupos de apoyo pueden ayudarle a procesar sus emociones, junto con otras personas que están experimentando sentimientos similares. Hable con un profesional: los psicólogos y otros profesionales de la salud mental pueden ayudarle a expresar y manejar sus sentimientos, y encontrar herramientas de afrontamiento saludables.
– Hablar con niños y adolescentes sobre la muerte por suicidio de un familiar o un amigo Tal y como señala la APA, los padres, docentes y administradores escolares, así como otros adultos presentes en la vida de un niño, pueden no sentirse preparados para ayudar a un niño o adolescente a afrontar una muerte por suicidio, por ello, propone las siguientes estrategias para ayudar a fomentar un diálogo abierto y ofrecer apoyo: Enfrente sus propios sentimientos en primer lugar: haga una pausa para reflexionar y controlar sus propias emociones, de modo que pueda hablar con calma con el niño o adolescente. Sea honesto: no profundice en los detalles del acto en sí, pero tampoco oculte la verdad. Use un lenguaje apropiado para la edad a la hora de abordar el tema de la muerte. Valide sus sentimientos: ayude al niño a poner nombre a sus emociones: «parece que estás enfadado» o «oigo que te culpas a ti mismo, pero esto no es culpa tuya». Reconozca y normalice los sentimientos del niño, y comparta sus propios sentimientos también, explicando que, si bien los sentimientos de cada persona son diferentes, es normal experimentar una amplia variedad de emociones. Evite los rumores: no especule sobre las razones del suicidio. En cambio, cuando hable con un niño o adolescente, enfatice que la persona que murió estaba luchando y pensando de manera diferente a la mayoría de la gente. Adapte su apoyo: cada persona experimenta su dolor a su propio ritmo y a su manera. Algunas pueden necesitar privacidad mientras trabajan a través de sus sentimientos. Respete su privacidad, pero pregunte con regularidad para hacerle saber que no tiene que llorar solo. Algunos niños pueden querer que alguien le hable con frecuencia, y otros prefieren procesar sus sentimientos a través del arte o la música. Atendiendo a esto, consulte al niño cómo le gustaría que se le ayude. Extienda la conversación: aproveche la oportunidad para acercarse a otros que podrían estar sufriendo. Pregunte a los niños: ¿cómo podéis ayudaros tú y tus compañeros a apoyaros mutuamente?, ¿a quién más puedes pedir ayuda?, ¿qué puedes hacer si estás lidiando con emociones difíciles?.
– Consejos para centros educativos Comunicar la situación con cuidado: las escuelas no deben informar de la causa de una muerte por suicidio si este hecho no ha sido divulgado por la familia o no se ha informado de ello en los medios. Al hablar sobre la muerte de un estudiante por suicidio, es fundamental evitar hacer anuncios a través del sistema de megafonía. Es útil si los profesores informan de ello de igual modo en cada aula, de modo que los alumnos sepan que todos han obtenido la misma información. Identificar a los estudiantes que necesitan más apoyo: estos pueden ser amigos de un estudiante que murió por suicidio, aquellos que estaban en los mismos clubes o equipos que los fallecidos y/o aquellos que están lidiando con factores vitales estresantes similares a los que experimentaba el fallecido. Los compañeros que tenían relaciones poco amistosas con el difunto, los que habrían sido intimidados por él, o aquellos que habrían estado molestándole o acosándole, podrían estar experimentando sentimientos complicados de culpa y arrepentimiento, que requerirían apoyo adicional. Prevenir la imitación: según la APA, algunos estudios indican que las historias noticiosas que hacen uso de un lenguaje gráfico, sensacionalizan la muerte o describen explícitamente el método del suicidio, se relacionan con el riesgo de muertes adicionales por suicidio. Ante esto recomienda que al hablar con niños y adolescentes, se eviten los detalles gráficos, y la conversación se concentre en la esperanza, la curación y el valor de la persona cuando estaban viva. Minimizar la atención positiva: organizar eventos especiales dedicados al difunto puede provocar que algunos niños vulnerables piensen en el suicidio como un modo de hacerse notar. En lugar de actos memoriales, sería importante reconocer la muerte a través de eventos como marchas o campañas de concienciación sobre el suicidio. Elegir las palabras cuidadosamente: de cara a aquellos compañeros que también podrían estar experimentando pensamientos suicidas, es fundamental evitar frases como «ya no está sufriendo» o «está en un lugar mejor»; en lugar de ello, es esencial concentrarse en los aspectos positivos de la vida de la persona. Evitar la expresión «se suicidó, utilizando en su lugar «murió por suicidio». Mantener abiertas las líneas de comunicación: es importante ayudar a los alumnos a identificar a aquellos adultos en los que pueden confiar y a conocer otros recursos que puedan aprovechar cuando están afrontando la tristeza o sus propios sentimientos y pensamientos suicidas. Asegurarse de que los estudiantes sepan dónde pueden buscar ayuda, no solo después de esta pérdida, sino en los meses y años venideros.
La APA finaliza su artículo recordando que en caso de estar sufriendo por la muerte por suicidio de un familiar o amigo, un psicólogo puede ayudar a expresar y manejar los sentimientos, y a encontrar formas saludables de enfrentarlos. Concretamente, señala, los psicólogos clínicos son profesionales capacitados para identificar problemas emocionales y de comportamiento y encontrar soluciones para manejarlos. El artículo se encuentra disponible en la página Web de la APA, o bien directamente a través del siguiente enlace: Coping After Suicide Loss |