El burnout en los docentes: Factores de vulnerabilidad y factores protectores
18 Jun 2015
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El estrés crónico es la forma de estrés psicosocial más perniciosa. El estrés laboral es una de las formas más graves y prevalentes del estrés crónico, y suele implicar diferentes tipos de estresores, tales como la sobrecarga de trabajo (las demandas exceden las capacidades del individuo; p.ej., las personas que cuidan de un familiar impedido), los conflictos interpersonales (p.ej., entre el trabajador y el superior), los conflictos de roles (p.ej., cuando existen demandas incompatibles entre las exigencias laborales y las familiares), y los estresores por reestructuración de rol (p.ej., cuando se producen cambios importantes en la organización del trabajo). Una consecuencia especial del estrés laboral es lo conocido como burnout o síndrome de burnout, el cual se ha venido utilizando con diversos términos sinónimos, como estar quemado, síndrome del quemado, estar quemado por el trabajo, desgaste profesional, desgaste ocupacional, síndrome del trabajador quemado, y otros términos similares. | |||||
El burnout es un término clínico aplicado al ámbito laboral, y referido fundamentalmente a trabajadores que desempeñan labores que implican atención e interacciones con otras personas, tales como los que trabajan en el ámbito sanitario (médicos, enfermeras, etc.), la educación (profesores), y la administración pública en general (policía, etc.). Su primera conceptualización se debe al psiquiatra norteamericano H. J. Freudenberger, el cual, en 1974, describió una serie de reacciones físicas y mentales que observó en un grupo de personas que trabajaban en una clínica de desintoxicación. Después de un año, muchos de ellos se sentían agotados, irritables, y habían desarrollado una actitud cínica hacia sus pacientes y una tendencia a evitarlos. En 1981, C. Maslach y S. E. Jackson lo definieron como un proceso crónico patológico, asociado a las demandas psicosociales que requiere el trabajo directo con personas. Estos autores describieron el burnout como un constructo multidimensional constituido por al menos tres dimensiones diferentes: agotamiento emocional, despersonalización, y baja realización personal en el trabajo. El burnout se ha asociado a problemas importantes, como el absentismo laboral y las bajas laborales por motivos de salud. La mayor incidencia del burnout parece asociarse a los profesionales que ofrecen un servicio asistencial y cuyos destinatarios son las personas, como ocurre en los profesionales de la educación tales como los profesores, los psicopedagogos y los orientadores. La profesión docente no se reduce a las funciones didácticas y responsabilidades relacionadas con el proceso educativo en sí mismo, sino que implica una dedicación más personal y emocional que le infiere un carácter de profesión vocacional. Este aspecto, unido a la polémica relación que actualmente caracteriza las interacciones entre docentes y discentes, denota que los docentes podrían constituir un grupo particularmente vulnerable a sufrir burnout. Aunque existe evidencia sobre el papel del estrés en el ámbito docente, los estudios sobre el burnout en este colectivo son escasos y poco concluyentes. Uno de los principales problemas es que, generalmente, no se ha tenido en cuenta, en relación con este tipo de burnout, la implicación conjunta de los diversos tipos de factores que suelen afectar al estrés crónico, tales como la personalidad, las variables sociodemográficas, y las múltiples facetas implícitas en la organización y práctica de la actividad docente. Nuestro grupo de investigación de la UNED ha llevado a cabo un estudio sobre el burnout en una muestra estratificada de 171 docentes del municipio de Benidorm. Queríamos examinar hasta qué punto se relacionaban con el burnout las variables de personalidad (afecto positivo y negativo), las variables sociodemográficas (edad, sexo, estado civil, relaciones de pareja, número de hijos, religión), y un conjunto de factores de la propia organización docente. Estos últimos incluían las siguientes 7 variables: estrés laboral (p.ej., sobrecarga laboral), satisfacción laboral, problemática laboral (p.ej., mantener la disciplina en el aula, libros de texto inadecuados), apoyos de supervisión, condiciones organizacionales (p.ej., no implicación de los padres en la educación de los hijos), preocupaciones profesionales (p.ej., conflictos con la organización), y falta de reconocimiento profesional (p.ej., salario bajo). Así mismo, en el estudio tuvimos en cuenta otros factores demográficos estrechamente relacionados con el trabajo, como la situación laboral (fijo o eventual), los años en la profesión, la etapa educativa (infantil, primaria, ESO, bachillerato), y el tipo de centro (privado, público, concertado).
Un aspecto importante de nuestros resultados fue observar cierto grado de especificidad en relación con las dimensiones de burnout. Así, por ejemplo, el agotamiento emocional, fenómeno similar al denominado agotamiento vital, parecía depender fundamentalmente del estrés relacionado con la actividad docente (burocracia, problemas de los estudiantes, exigencias de la docencia, etc.) y la satisfacción laboral (expectativas de promoción, desarrollo profesional, horarios, etc.); también se relacionaba de forma muy estrecha con el afecto negativo, pero no con el afecto positivo. En contraste, el afecto positivo predijo significativamente (de forma negativa) los niveles de burnout en las dimensiones de despersonalización y baja realización personal en el trabajo. Finalmente, cabe resaltar que los bajos apoyos de supervisión favorecían la baja realización personal en el trabajo, mientras que las condiciones organizacionales y el nivel de la etapa educativa se relacionaban específicamente con el grado de despersonalización. Estos resultados sugieren que, entre los factores asociados al burnout, claramente unos parecen resultar más relevantes que otros, siendo algunos de ellos de tipo protector (satisfacción laboral, afecto positivo, etapas educativas inferiores), mientras que otros podrían conceptualizarse como factores de vulnerabilidad (afecto negativo, estrés laboral/estrés de rol, etapas educativas superiores, falta de apoyos de supervisión, y condiciones organizacionales negativas); entre estos factores, los que parecen resultar más determinantes son el afecto negativo, el estrés laboral, y la satisfacción laboral. Otros factores, que en la literatura se han asociado al burnout, no han demostrado en nuestro estudio evidencia de su implicación en el nivel burnout que experimentan los docentes. Nuestros resultados podrían ser de utilidad a la hora de establecer programas de intervención o prevención del burnout en los profesionales de la educación. El artículo completo puede encontrarse en la Revista de Psicopatología y Psicología Clínica:Esteras, J., Chorot, P., y Sandín, B. (2014). Predicción de los niveles de burnout en los docentes: Factores protectores y de vulnerabilidad. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 19, 79-92 | |||||
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