… Y CON LOS EXÁMENES LLEGÓ LA ANSIEDAD

26 Ene 2006

Se aproxima el mes de febrero, fecha temida por la mayoría de estudiantes por lo que tiene de invocación de exámenes y miedos asociados a los mismos. Las bibliotecas amplían sus horarios de apertura y de manera proporcionalmente directa crecen los atracones de última hora, el consumo de cafeína, las noches en vela y los lamentos por lo que no se ha hecho en otros momentos.

Un examen se define, en el caso que nos ocupa, como una prueba que se realiza para comprobar o demostrar el aprovechamiento de los estudios. Ante esta prueba, algunos alumnos pueden experimentar un conjunto de reacciones fisiológicas, psicológicas y emocionales negativas, que se conocen como ansiedad ante los exámenes.

 

Tal y como se explica desde el Gabinete Psicopedagógico de la Universidad de Granada, la ansiedad puede ser «anticipatoria», si el sentimiento de malestar se produce a la hora de estudiar o al pensar en qué ocurrirá durante el examen, o «situacional» si ésta acontece durante el propio examen. En resumen, encontramos que la ansiedad puede darse antes, durante y/o después de finalizado el examen. En cualquiera de estos casos, puede asociarse con consecuencias a tres niveles:

  • A nivel físiológico: pueden aparecer síntomas como taquicardia, tensión muscular, náuseas, sequedad de la boca o sudoración, hiperventilación…

  • A nivel psicológico : se puede producir una imposibilidad de actuar, tomar decisiones, expresarse o manejar situaciones cotidianas. Como consecuencia, se puede tener dificultad a la hora de leer y entender preguntas, organizar pensamientos o recordar palabras o conceptos (concentrarse). También es posible experimentar un bloqueo mental (o «quedarse en blanco»), lo que se manifiesta en la imposibilidad de recordar las respuestas pese a que éstas se conozcan (parálisis).

  • A nivel emocional: pueden darse sentimientos de aprehensión, inquietud, tristeza, enfadado o desvalimiento.

En último término, ubicándonos en el extremo más alarmante, el malestar que se experimenta puede llevar a la parálisis y/o la evitación del propio examen.

La respuesta de ansiedad, en sí misma, no es algo negativo. A niveles óptimos, puede ayudar a focalizar la atención o a realizar una ejecución más veloz. El problema sobreviene, como anunciaba hace tiempo María Paz García-Vera, directora de la Unidad de Psicología Clínica y de la Salud de la Complutense, cuando esta ansiedad se da a niveles muy elevados, o con una frecuencia excesiva, llegando a interferir en la ejecución del examen o en la situación concreta a la que se enfrenta.

Pero, ¿por qué aparece la ansiedad ante los exámenes? En la mayoría de las ocasiones existe un agente real o percibido que activa la ansiedad. En el caso de la ansiedad ante los exámenes, además, el miedo no es del todo irracional, puesto que la ejecución en las pruebas determina, en buena medida, el futuro académico de la persona. Por tanto, el agente real o percibido puede ser una experiencia anterior de bloqueo en un examen, o de haber sido incapaz de recordar respuestas que se conocían. En el caso en que la preparación para el examen haya sido adecuada, la ansiedad puede deberse a que aparezcan pensamientos negativos o preocupaciones (¿»qué pasará si hago mal el examen?» ¿cómo lo están haciendo los demás?»). En otras ocasiones, es posible que surja debido a una falta de preparación para el examen, en cuyo caso, es lógico que se presente la preocupación. En estos casos, errores en la distribución del tiempo, malos hábitos de estudio o un «atracón» de estudio la noche anterior pueden incrementar, sin duda alguna, el nivel de ansiedad.

Para afrontar la ansiedad ante los exámenes, pueden utilizarse diversas estrategias orientadas a reducirla. Le efectividad y eficacia de las mismas, depende de la adecuación de su uso y del grado en que el estudiante se compromete con esas estrategias. A continuación se ofrecen algunas orientaciones que el Gabinete Psicopedagógico de la Universidad de Granada facilita a los estudiantes que acuden con este problema:

De manera general, hay dos aspectos a tener en cuenta:

Exposición: es importante procurar exponerse ante las situaciones que producen ansiedad. Este paso es necesario para abordar la ansiedad en general, y con ello ir aumentando día a día las habilidades para manejarla. No hay que evitar asistir a un examen por el miedo a quedarse en blanco, el desarrollo de habilidades para afrontar la ansiedad es un proceso gradual, que se irá afianzando en los sucesivos exámenes.

Autoconocimiento: Intentar reconocer las emociones que acompañan la respuesta de ansiedad en las situaciones críticas es fundamental. El objetivo es el de detectar con la mayor premura posible la aparición de la ansiedad, y poner así en marcha estrategias para impedir que ésta aflore, como puede ser la respiración abdominal.

De manera más específica, algunas indicaciones útiles se recogen en la siguiente tabla:

Mientras se estudia:

  • Asignar el tiempo necesario de estudio para hacer todas las cosas necesarias antes del examen (revisar material de estudio, hacer esquemas, repasar los temas…).
  • Aumentar la confianza en uno mismo revisando frecuentemente el material.
  • Establecer metas de estudio y afróntalas de una en una para que no se produzca saturación.
  • Si uno se siente nervioso, tratar de relajarse con alguna técnica.

Antes del examen:

  • Llegar pronto para sentarte en un sitio en el que uno se encuentre a gusto.
  • Evitar encontrarse con gente que pueda hacer dudar a uno sobre su preparación.
  • Cuando se reciba el examen, leer las instrucciones un par de veces y organizar el tiempo de forma eficiente.
  • No apresurarse si uno ve que sus compañeros acaban antes, trabajar tranquilamente al ritmo de uno.

Durante el examen:

  • Algunas de las técnicas de relajación que pueden usarse durante la fase de estudio también pueden servir durante el examen. Tomarse un par de minutos de descanso si se cree necesario practicarlas,
  • Empezar con las preguntas más sencillas, reforzará a la persona y hará que se afronten con mayor seguridad las preguntas más difíciles.
  • Preguntar al profesor aquellas dudas que surjan durante el examen.
  • Pensar en cosas positivas que ayuden a mantener la concentración durante el examen, como «Esto es sólo un examen», «Estoy familiarizado con el material»…
  • Pensar en que tras el examen se podrá dar algún capricho.

Después del examen:

  • No ir corriendo a seguir estudiando, darse un premio por el esfuerzo realizado.
  • No darle más vueltas a las respuestas ni intentar comprobarlas

En cualquier caso, es importante que los estudiantes conozcan que existen programas específicos de intervención para este tipo de problemas. Algunas universidades, conscientes de la dificultad que puede suponer la ansiedad frente a los exámenes, oferta a sus estudiantes programas dirigidos a la reducción de la ansiedad frente a mismos, diseñados y desarrollados por psicólogos: la Unidad de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad Complutense de Madrid, oferta un programa específico de reducción de la ansiedad frente a los exámenes; un programa similar ofrece el Servicio de Psicología de la Clínica Universitaria Rey Juan Carlos; y la Universidad de Granada, cuenta con un Gabinete Psicopedagógico donde se ofrece orientación en relación a la ansiedad frente a los exámenes.

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