Mitos y realidades sobre el modelo biomédico en salud mental
7 Mar 2014
Brett J. Deacon, profesor de Psicología de la Universidad de Wyoming (EE.UU.), ha publicado un artículo en el que revisa la validez y la utilidad del modelo biomédico en salud mental, así como las consecuencias de este enfoque para la investigación y práctica en psicoterapia. El artículo, publicado en el número 33 de la revista Clinical Psychology Review, recoge toda la evidencia científica disponible hasta la fecha en este campo, concluyendo la necesidad de iniciar urgentemente un diálogo honesto y público para reconsiderar la utilidad de otras aproximaciones biopsicosociales en salud mental, frente al enfoque biomédico, dados sus pobres o inexistentes resultados. Tal y como explica B.J. Deacon, desde hace más de 30 años la aproximación predominante en salud mental ha estado centrada en la búsqueda de las causas biológicas de los trastornos mentales. De acuerdo a este modelo biomédico, que ha calado de lleno en la ciencia, las políticas y las prácticas en salud mental en todo el mundo, los trastornos mentales son considerados enfermedades cerebrales causados por un desequilibrio de neurotransmisores, anormalidades genéticas y defectos en la estructura y funciones del cerebro, que se pueden corregir mediante psicofármacos específicos. | |||
De esta manera, el auge del modelo biomédico en salud mental ha ido acompañado de la expansión en el uso de fármacos psiquiátricos, cuya utilización se ha extendido de manera exponencial durante los últimos 30 años. Sin embargo, según apunta B.J. Deacon, a pesar de la fe generalizada en el potencial de la neurociencia para revolucionar la práctica en salud mental, la era del modelo biomédico en salud mental se ha caracterizado por una falta de innovaciones clínicas y por unos resultados desfavorables. Además, el paradigma biomédico ha afectado profundamente a la psicología clínica, con la adopción de la metodología de ensayos clínicos en la investigación en psicoterapia, que -si bien ha estimulado el desarrollo de tratamientos psicológicos empíricamente validados para numerosos trastornos mentales-, ha dejado de lado el estudio de los procesos de los tratamientos, dificultando la innovación en los tratamientos y su difusión, y dividiendo el campo de la salud mental entre la ciencia y la práctica profesional. En el artículo, J.B. Deacon desglosa algunas de las creencias asociadas al modelo biomédico en salud mental, contrastándolas con los datos disponibles. Según este autor, estas son las falsas creencias que acompañan al modelo biomédico en salud mental: Creencia 1: Los trastornos mentales son enfermedades cerebrales causadas por el desequilibrio de los neurotransmisores, anormalidades genéticas y defectos en la estructura y funciones del cerebro.
Creencia 2: La medicación psicotrópica funciona mediante el reajuste de los desequilibrios en los neurotransmisores responsables de la enfermedad mental.
Creencia 3: Los avances en neurociencia han dado paso a una nueva era de fármacos más eficaces y seguros.
Creencia 4: La psiquiatría biológica ha hecho grandes progresos para la reducción de la carga de las enfermedades mentales en el mundo.
Creencia 5: Educar a la sociedad sobre la idea de que los trastornos mentales tienen su origen en causas biológicas reduce el estigma asociado a la enfermedad mental.
Creencia 6: Una mayor inversión en investigación en el campo de las neurociencias permitirá desarrollar tests diagnósticos basados en componentes biológicos y tratamientos farmacológicos curativos (no sólo paliativos).
Tras la revisión de los estudios científicos publicados, Deacon concluye que, a la luz de los resultados, los frutos de la revolución biomédica en salud mental se traducen en un fallo en la identificación de las bases biológicas de los trastornos mentales, en la promoción de desequilibrios bioquímicos infundados, en su fracaso para reducir el estigma, en la falta de innovación y en pobres resultados a largo plazo de los tratamientos farmacológicos, unido a un incremento en la cronicidad y severidad de los trastornos mentales. Por todos estos motivos, insiste el autor, en la necesidad de sentar las bases para que la comunidad científica establezca un diálogo abierto sobre la salud mental, que permita avanzar, de una vez, hacia nuevos modelos y tratamientos. | |||
Fuente: Deacon, B.J. (2013). The biomedical model of mental disorder: A critical analysis of its validity, utility, and effects on psychotherapy research. Clinical Psychology Review: http://dx.doi.org/10.1016/j.cpr.2012.09.007 | |||