PUNTOS DE ENCUENTRO FAMILIAR: EL BIENESTAR DEL NIÑO ANTE LAS RUPTURAS DE PAREJA

22 Ene 2008

Mireia Orgilés, José Pedro Espada y Jessica Piñero

Universidad Miguel Hernández de Elche

 

En las últimas décadas, la estructura familiar en España ha cambiado notablemente debido al aumento de las rupturas de pareja.

Se estima que entre un 40 y un 50% de los matrimonios terminan en divorcio, lo que supone un cambio no sólo para la pareja que disuelve su unión sino también para los hijos nacidos de ella.

La ruptura de una pareja no exime la responsabilidad como padres, por lo que éstos deben seguir atendiendo las necesidades de los niños y velar por sus intereses más allá de las prioridades personales. Sin embargo, durante la ruptura y después de la separación es habitual que surjan muchas dificultades para establecer acuerdos entre los ex cónyuges en cuanto al bienestar y educación de los hijos. De hecho, a pesar de que es mayor el número de separaciones y divorcios de mutuo acuerdo, las rupturas conflictivas todavía son muy frecuentes.

Ante esta nueva perspectiva es necesario ofrecer a las familias los recursos necesarios para facilitar la adaptación de los niños a la nueva dinámica familiar. Gran parte de los procesos de separación se caracterizan por un alto grado de desacuerdo en la pareja, que se manifiesta con recriminaciones y acusaciones mutuas, muchas veces en presencia de los hijos. Como alternativas que favorecen el derecho de los niños a mantener su relación con el padre no custodio, cuando la relación entre los ex -cónyuges está deteriorada y su encuentro supone una amenaza para el bienestar emocional del menor, han surgido los Puntos de Encuentro Familiar.

Un Punto de Encuentro Familiar es un recurso que persigue garantizar la seguridad y el bienestar de aquellos menores que pueden verse afectados por la ruptura conyugal de sus padres. En ellos se lleva a cabo la supervisión del régimen de visitas, proporcionando un lugar neutral para ambos progenitores que permita prevenir situaciones de violencia en presencia del menor en las entregas o recogidas, garantizando que el cumplimiento del régimen de visitas no suponga una amenaza para el niño y evitando manipulaciones y conflictos en su presencia.

Los Puntos de Encuentro Familiar son recursos de implantación reciente en nuestro país. En ellos se atienden a las familias que necesitan apoyo técnico tras su ruptura, debido a que existen conflictos graves entre ambos padres que pueden afectar a los niños o debido a determinadas circunstancias personales de alguno de los progenitores que hace aconsejable la supervisión del encuentro con sus hijos (por ejemplo, toxicomanía).

Con anterioridad a la instauración de los Puntos de Encuentro Familiar, los niños a menudo presenciaban enfrentamientos y conflictos entre sus padres en el momento de su recogida o entrega al progenitor no custodio. Observaban con frecuencia el deterioro de la relación afectiva entre sus padres y en ocasiones incluso situaciones de violencia familiar, como agresiones, humillaciones o desvalorizaciones de un padre al otro. El niño se convertía a su vez en un instrumento para dañar al ex cónyuge, dejando de lado sus necesidades emocionales. Los Puntos de Encuentro Familiar resuelven estos problemas mediante la intervención de un profesional que media en el intercambio del niño entre ambos progenitores.

Además de facilitar el mantenimiento o restablecimiento de los vínculos entre los hijos menores de edad con su padre o madre, o con otros miembros significativos de la familia (por ejemplo, los abuelos), los Puntos de Encuentro permiten la detección de determinados problemas en el niño que pueden aparecer al presenciar situaciones conflictivas entre sus padres. El rechazo de la ruptura conyugal puede manifestarse en el niño con problemas emocionales como tristeza y llanto, problemas de conducta, o baja autoestima. Cuando la separación es reciente, se observa en algunos menores sentimientos de culpabilidad. Algunos niños tratan de averiguar la causa de la ruptura y en muchas ocasiones se culpan de ella, imaginando por ejemplo que se debe a su mal comportamiento.

 

También es frecuente en el niño la esperanza de una posible reconciliación de sus padres o su deseo manifiesto de unirles, planeando actividades conjuntas a pesar de observar discusiones frecuentes entre ellos o de saber que tienen una nueva pareja. Son muy frecuentes así mismo los conflictos de lealtades, que se caracterizan por el sentimiento de culpabilidad del niño al relacionarse con uno de los progenitores, al pensar que de ese modo está fallando al otro.

En algunos menores se observan trastornos psicológicos específicos, por ejemplo sintomatología depresiva, niveles altos de ansiedad, o trastorno de ansiedad por separación.

El estudio de cada caso y la planificación de las pautas a seguir por cada padre posibilitan la mejora de la relación con los hijos, lo que apoya la existencia de los Puntos de Encuentro Familiar como un recurso de gran importancia en las situaciones de ruptura conyugal. La intervención con los menores permite una mayor normalización de la situación de ruptura, así como la eliminación de creencias irracionales en los niños que obstaculizan la relación con el padre no custodio. La alta remisión de casos a los Puntos de Encuentro Familiar y los beneficios observados en el bienestar de los menores respaldan la necesidad de este tipo de servicios.

El artículo original en que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista Anales de Psicología: Orgilés, M., Espada, J.P. y Piñero, J. (2007). Intervención psicológica con hijos de padres separados: experiencia de un punto de encuentro familiar. Anales de Psicología, 23, 2, 240-244.

Sobre los autores

 

Mireia Orgilés

 

José Pedro Espada

 

Jessica Piñero

Mireia Orgilés es Doctora en Psicología y profesora de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas y es coordinadora de dos manuales que recogen tratamientos psicológicos para problemas clínicos y educativos de niños y adolescentes aplicados por expertos de reconocido prestigio. Su línea de investigación actual son los problemas emocionales en la infancia y adolescencia, especialmente los derivados de la ruptura parental.

José Pedro Espada es Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Participa como docente en diversos cursos de postrado de psicología y ha publicado numerosos artículos en revistas científicas. En el ámbito aplicado de la profesión desarrolla su trabajo como psicólogo en el Centro de Psicología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Jessica Piñero es licenciada en Psicología y master en atención temprana. Desempeña su trabajo aplicado en un Punto de Encuentro Familiar, donde coordina y supervisa la intervención psicológica en hijos de padres divorciados. Ha colaborado en diversos estudios de valoración de los efectos del divorcio en la infancia.

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