Cuídate para cuidar
5 Nov 2019
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Se define al cuidador/a como aquella persona que asiste o cuida a otra afectada de cualquier tipo de discapacidad, minusvalía o incapacidad que le dificulta o impide el desarrollo normal de sus actividades vitales cotidianas o de sus relaciones sociales (Flórez y Andeva, 1997). Esta labor de ayuda, que es desempeñada de manera frecuente por familiares o personas cercanas que tienen un vínculo afectivo con la persona dependiente, resulta en ocasiones penosa porque supone una carga difícil de sobrellevar, no solo física sino también psicológica. Una experiencia prolongada en el tiempo que exige una reorganización familiar y laboral en función de las tareas de cuidar. Cuidar supone:
Una cuidadora o cuidador se enfrenta a cada situación de Dependencia de manera diferente. Cada persona posee estrategias de afrontamiento distintas para abordar las situaciones negativas, pero cuando la persona no es capaz de adaptarse a las circunstancias de una manera positiva aparece el llamado Síndrome del Cuidador, que se manifiesta con síntomas como: nerviosismo, estrés, tristeza, disminución del apetito, dolores, sudoraciones, taquicardias, trastornos del sueño, falta de atención, problemas de memoria, afecciones de la piel, reducción del rendimiento laboral, automedicación, disminución del autocuidado, etc. Para poder cuidar es necesario cuidarse a uno mismo/a, mantener un buen estado de salud, sentirse bien a nivel emocional y tener calidad de vida. Esto se traducirá en prestar una atención de calidad a la persona dependiente. La persona que cuida necesita:
Desde la Psicología llevamos años proporcionando ayuda y apoyo a los cuidadores a través de:
Hoy 5 de noviembre, con motivo del día del cuidador, desde el Grupo de Trabajo de Psicología del Envejecimiento queremos dar a conocer esta labor y representar, reivindicar y difundir la profesión y el rol del psicólogo en la atención al cuidador ante la sociedad, el sector de atención gerontológica y la administración.
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