Estudio revela que el 35% de psicólogos educativos discrepa de diagnósticos de TDAH realizados en escuelas

21 Jun 2017

Pese a que juegan un papel fundamental en el manejo de la conducta en la escuela, un alto porcentaje de psicólogos educativos siente que no se les involucra en el proceso de diagnóstico de niños y jóvenes con TDAH, hasta el punto de que el 35% reconoce que ha habido casos en los que no ha estado de acuerdo con un diagnóstico de TDAH, por considerar que no era correcto.

Se trata de una de las principales conclusiones del informe “Medicalización de la infancia en el campo del TDAH” (Medicalization of Childhood – ADHD strand), llevado a cabo de forma conjunta por el Instituto de Educación de la University College London (Reino Unido) y la División de Psicología Educativa e Infantil (Division of Educational and Child Psychology-DECP) de la Sociedad Británica de Psicología (BPS-British Psychological Society).

El estudio es el resultado de una encuesta realizada a 136 psicólogos educativos sobre la tendencia a medicalizar el comportamiento infantil en las escuelas en menores de cinco años.

Contemplaba preguntas tales como: ¿Cuáles son las buenas prácticas actuales para la evaluación y el tratamiento del TDAH?, ¿qué papel juegan los psicólogos educativos en su diagnóstico e intervención? o ¿cómo abordan los conflictos que pueden surgir entre la perspectiva médica y la perspectiva social del TDAH?, entre otras.

La falta de personal médico en los equipos pediátricos, eludir responsabilidades y la existencia de incentivos perversos en las financiaciones serían las principales razones por las que se medica primero y se pregunta después, a pesar de que las guías NICE (National Institute for Health and Care Excellence) establecen como primera opción la implementación de intervenciones psicológicas de abordaje integral.

Otras razones que explicarían la medicalización temprana atienden a causas como la negación de los factores contextuales, de manera que tanto desde las escuelas como, incluso, en las propias familias, se tiende a enfatizar el problema en el niño, pasando por alto la responsabilidad del entorno social. Es más cómodo. Se trata de “una explicación fácil que resulta conveniente y confortable, y absuelve de cualquier culpa al localizar los problemas en el mismo niño”.

Las conclusiones también apuntan a la existencia de “incentivos perversos en forma de financiaciones” que buscan interesadamente el diagnóstico en el niño. Estos incentivos incluían, según los encuestados, subvenciones de asistencia social, mejoras en la vivienda, y, en algunos casos, incluso beneficiarse ilegalmente de la venta de medicamentos.

Papel del psicólogo educativo: una perspectiva multidisciplinar

Los entrevistados expresaron una gran frustración ante los factores que limitan su capacidad para contribuir a la atención eficaz de los niños con TDAH. Especialmente, mencionaron la falta de un papel claro en el diagnóstico, así como la necesidad de mejorar la comunicación entre salud y educación.

Los psicólogos educativos coincidieron al señalar su capacidad para ofrecer, tanto a las familias como a otros profesionales, una mayor comprensión de la perspectiva social del TDAH. Asimismo, aseveraron encontrarse en una posición única para cerciorarse de que los niños sean participantes activos en su propia intervención, promoviendo los enfoques centrados en el apoyo al niño: “Nuestro rol es promover la resiliencia, mejorar el rendimiento académico, encontrar las puntos fuertes de los niños y reforzarlos”.

La experta en Psicología Educativa y directora del estudio, Vivian Hill, afirma que “es muy alarmante descubrir que, a menudo, niños terriblemente jóvenes no han tenido acceso a los tratamientos alternativos y se están poniendo bajo medicación».

El estudio se encuentra disponible a través del siguiente enlace:

Medicalization of Childhood – ADHD strand 

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