La intervención psicológica en la Unidad de Reanimación Entrevista a psicólogos residentes de Psicología Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete
28 Ene 2021
En nuestro país, diferentes hospitales vienen realizando proyectos de incorporación de los psicólogos clínicos a los distintos servicios y unidades asistenciales. Estas experiencias incipientes, destinadas a aliviar el estrés y el sufrimiento psicológico de pacientes, familiares y profesionales, se enmarcan en un movimiento internacional de humanización de la calidad asistencial. Uno de estos ejemplos lo constituye el proyecto de intervención psicológica en la Unidad de Reanimación (REA) del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (Castilla-La Mancha), que ha supuesto la incorporación de psicólogos residentes de la especialidad de Psicología clínica en esta unidad asistencial, encargada del cuidado intensivo del paciente crítico postquirúrgico, politraumatizado y de trasplante de órganos. Dada la novedad del proyecto y el cambio que ha implicado en la forma de trabajo habitual de dicha Unidad, desde Infocop hemos querido conocer de primera mano la experiencia de algunos de los psicólogos residentes que han participado en dicho proyecto. Para ello, Marta Monferrer Balaguer, graduada en Psicología por la Universitat Jaume I de Castellón y actualmente psicóloga interna residente de cuarto año de la especialidad de Psicología Clínica en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y Germán Martínez Granero, graduado en Psicología por la UNED y actualmente psicólogo interno residente de tercer año de la especialidad de Psicología Clínica en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, nos describen las características del proyecto de intervención psicológica en la Unidad de Reanimación y los resultados alcanzados en estos primeros meses desde su puesta en marcha. | |||||||
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ENTREVISTA ¿Cómo y por qué ha surgido la iniciativa de incorporar psicólogos clínicos en las Unidades de Reanimación y Cuidados Críticos? ¿Cuáles son los principales objetivos de este programa llevado a cabo en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete? Marta Monferrer y Germán Martínez: Este proyecto de atención psicológica en la Unidad de Reanimación (REA) del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (CHUA), puso su primera semilla a inicios de 2019, cuando José María Jiménez y Dolores Pardo, médico Jefe de Sección y enfermera Supervisora de la REA, se pusieron en contacto con nuestra tutora, Maria Dolores Gómez para transmitirle el interés del equipo en la posibilidad de incorporar la figura del psicólogo clínico en su unidad. Tras muchos años de trabajo en el área viendo el impacto emocional que implica un ingreso en REA para el paciente crítico y su familia, y aprovechando el aumento de conciencia e interés en la humanización de los cuidados, vieron necesario un abordaje biopsicosocial que abordara las necesidades que trascienden la dimensión física. Tras esta primera toma de contacto, se realizaron reuniones conjuntas con los residentes, para valorar cómo desde la Psicología Clínica podríamos organizar e iniciar este camino. El objetivo general de este proyecto es facilitar el ingreso en una unidad de UCI o REA, entendiendo este ingreso como un proceso que incluye tanto la ansiedad preingreso, las alteraciones psicológicas que aparecen durante el mismo, la ansiedad de traslado a planta cuando se da el alta de la unidad, como también la prevención de la aparición de un posible síndrome post-UCI (PICS), tanto del paciente crítico como de sus familiares, mejorando asíì la recuperación funcional y vital. Por tanto, los objetivos específicos son:
¿Cuál es el perfil de los pacientes que se encuentran en estas unidades? ¿Qué necesidades psicológicas presentan estos pacientes y sus familiares? G.M.: Respecto al perfil de los pacientes en estas unidades, suelen ser personas que por diferentes causas han sufrido procesos críticos postquirúrgicos, médicos y politraumatizados. Muchos de ellos mantienen estancias prolongadas y desarrollan múltiples complicaciones relacionadas con la patología que motiva su ingreso. En cuanto a las necesidades psicológicas y emocionales de estos pacientes, se encuentran, por lo que hemos podido observar hasta la fecha y por los resultados obtenidos en diferentes investigaciones recopiladas por Contreras A.M. y Palacios-Espinosa X. (2014), factores de tipo psicosocial, tales como la necesidad de ser cuidado por el equipo de salud, unos horarios más flexibles de visita y una adecuada comunicación con el equipo sanitario. Las alteraciones emocionales suelen comprometer la capacidad de razonar, de forma que los pacientes necesitan ayuda a la hora de tomar decisiones, incluyendo las relacionadas con las actuaciones sobre su estado de salud. La sintomatología depresiva es una de las alteraciones emocionales más frecuentes durante la estancia en la UCI, pero también estos pacientes suelen enfrentar otras alteraciones afectivas y psicológicas como la ansiedad, el estrés agudo, el delirium, e incluso el estrés postraumático. También se presentan necesidades emocionales relacionadas con recibir información acerca de su progreso y su pronóstico, con su seguridad y con la pérdida de autocontrol. Pero los pacientes no son los únicos que van a sufrir este tipo de alteraciones y necesidades. Sus familiares corren el mismo riesgo de presentar perturbaciones emocionales y psicológicas. A este respecto, suelen ser la ansiedad y la sintomatología depresiva las alteraciones más frecuentes, que pueden llegar a derivar en psicopatología, sobre todo, cuando se produce el fallecimiento del familiar ingresado, si no se detectan ni se abordan a tiempo. El estrés agudo también es muy frecuente en las familias, pudiéndose desarrollar estrés postraumático en muchos casos. Los familiares de los pacientes ingresados en la UCI, se tienen que enfrentar a situaciones difíciles en las que hay que tomar decisiones rápidas y complicadas (p. ej. la donación de órganos), por lo que suelen solicitar apoyo para poder pensar de manera racional y dar respuestas fundamentadas. Sin embargo, sus mayores necesidades están relacionadas con uno de sus principales temores, que es la muerte de su familiar. Cuando por desgracia este temor se hace realidad, las familias desean, sobre todo, que el paciente tenga una muerte en paz, y debemos ayudarles a alcanzar este fin, entendiendo y atendiendo también sus experiencias emocionales relacionas con estos momentos de intenso miedo y sufrimiento. Y es por esto por lo que las familias del paciente crítico sienten la necesidad de que se establezca una buena alianza con los miembros del equipo sanitario que cuidan de su familiar; para reducir y manejar mejor la incertidumbre relacionada con la experiencia en la UCI, necesidad que suele ir acompañada de la de estar bien informados y tener una comunicación de calidad con el equipo de salud. M.M.: Tras estos primeros meses de experiencia, y analizando los perfiles de los pacientes ingresados en REA, creo que podríamos distinguir dos grandes categorías. Por un lado, tenemos pacientes con un diagnóstico de salud mental, siendo los principales diagnósticos el trastorno por uso de sustancias, la esquizofrenia u otros trastornos del espectro psicótico; en los que la no conciencia de enfermedad es un aspecto común entre estos diagnósticos que dificulta la adherencia al tratamiento, por lo que suelen ser pacientes que no mantienen seguimiento y, por tanto, son pacientes que psicopatológicamente se encuentran inestables, de manera que terminan en un ingreso en REA motivado por un accidente de tráfico tras consumo de tóxicos, un intento de suicidio tras una recaída en el consumo, o simplemente por complicaciones orgánicas por el abandono del autocuidado y la desorganización conductual. Por otro lado, tenemos un perfil de paciente sano, desde el plano de la salud mental, que ingresa en REA tras haber sufrido un accidente tráfico, por un ictus, por complicaciones de su patología de base o por una disfunción multiorgánica a estudio, entre otros. ¿Qué tipo de actuaciones psicológicas se pueden realizar desde estas unidades y cuáles han sido las intervenciones más demandadas hasta la fecha?
Las intervenciones más demandadas hasta la fecha han sido, sobre todo, intervenciones con familiares, la mayor parte asociadas a labores de acompañamiento y counseling, así como intervenciones breves y algunas intervenciones en crisis. No es sorprendente que esto haya sido así ya que la mayor parte de los pacientes se encuentran intubados, sedados y con grandes dificultades en la comunicación, no solamente expresiva sino también receptiva en muchos casos. Este proyecto se enmarca en un modelo de humanización de la atención sanitaria. ¿En qué consiste y qué implicaciones tiene esta perspectiva para la Psicología? G.M.: Al asociar el concepto de humanización con la UCI, es importante tener en cuenta la definición de humanización de la salud, para luego trasladarla y adaptarla a la Unidad de Cuidados Intensivos. En palabras de Bermejo humanizar es todo lo que se realiza para promover y proteger la salud, curar las enfermedades, garantizar un ambiente que favorezca una vida sana y armoniosa a nivel físico, emotivo, social y espiritual. Esto reclama la dignidad intrínseca de todo ser humano y los derechos que de ella derivan, convirtiéndose en una necesidad de vital importancia y trascendencia, por lo cual no pueden ser solo buenas iniciativas, sino un compromiso genuinamente ético con la vulnerabilidad humana que genere salud y acompañe en el sufrimiento. Por lo tanto, según Rojas (2019), humanizar los Cuidados Intensivos es centrarnos en la persona a la que atendemos, entendiendo que es única, preservando su dignidad y sus valores, cuidando en base a la mejor evidencia científica disponible, haciendo un uso racional de los recursos, incluyendo a los familiares y haciéndolos parte del proceso, recordando que la salud es un derecho fundamental de todo ser humano, y finalmente, también es devolver al equipo de salud la vocación y el sentido por lo que hacen. Somos conscientes de la complejidad de nuestro propósito. Por un lado, nos enfrentamos a una tarea novedosa, que no tiene muchos referentes. Pero, por otro, creemos que formar parte de este proyecto y poder trabajar en este nuevo espacio que es el de la REA, favorecerá un mayor desarrollo de la Psicología Clínica, alcanzando nuestra disciplina mayores competencias y conocimientos dentro del campo de la Salud y adquiriendo un mayor reconocimiento público e interprofesional. A vuestro modo de ver, ¿cuál ha sido el grado de acogida por parte del equipo asistencial respecto a la incorporación de psicólogos clínicos en estas unidades? ¿Qué aportaciones se han podido realizar desde la Psicología a estos equipos? M.M.: El grado de acogida de los psicólogos por parte del equipo de REA ha sido muy bueno desde el primer momento. Teniendo en cuenta que ellos fueron los que percibieron la primera necesidad de incorporar la figura de psicólogo clínico en la unidad y se movilizaron para hacerlo posible, el trato recibido por su parte y la integración para facilitar la comunicación sobre los casos y sobre cómo llevar adelante el proyecto ha sido en todo momento congruente con el interés y motivación inicial, con lo que estamos muy contentos. Las principales aportaciones que se han podido realizar desde la Psicología al trabajo en REA en el hospital se han basado en actuaciones de contención emocional, de acompañamiento y orientación y apoyo psicológico al paciente crítico y familias, de facilitación de despedidas, de ayuda en toma de decisiones para un mejor afrontamiento de las situaciones estresantes y de facilitación del proceso de paso a planta, manteniendo la atención psicológica de aquellos pacientes que han realizado el cambio y con los que se había establecido un vínculo. Tras un año desde el inicio de este programa, ¿cuál es el balance de la experiencia? ¿Qué aprendizajes ha supuesto y qué futuras líneas de acción consideráis de interés seguir desarrollando? M.M.: Aunque nuestra incorporación en REA se inició a principios de 2020, todo se interrumpió con la llegada de la COVID, lo cual supuso un stand by en la implementación del proyecto, no pudiendo retomarlo hasta julio. Sin embargo, a pesar de lo breve de nuestra experiencia, el balance es positivo, y no solamente por el acogimiento del equipo profesional de REA sino por la valoración positiva de los pacientes y familiares, siendo esto fundamental para dar sentido a este nuevo camino. Esta rotación de los residentes de Psicología clínica por la unidad de REA nos puede aportar un gran aprendizaje a nivel técnico, en cuanto a herramientas de intervención, resolución de problemas, toma de decisiones, etc., pero, sobre todo, a nivel personal creo que permite un gran aprendizaje, pues nos enfrenta a situaciones muy difíciles, momentos límite que la vida nos plantea cuando menos nos esperamos y, por ello, yo creo que nos hace ponernos en una posición de máxima empatía, porque nosotros mismos podemos estar al otro lado en cualquier momento y eso nos hace mirar de frente la vulnerabilidad del ser humano, pero, sobre todo, cuestionarnos y reflexionar sobre el sentido de la vida, diferenciar lo que de verdad es importante de lo que no, nuestros propios valores y la congruencia de nuestros actos sobre ellos para intentar estar en paz. Como líneas futuras y propuestas de mejora, y tras estos meses de experiencia realizando atención psicológica en REA, considero que el tiempo asistencial debería ser mayor, puesto que una tarde por semana se queda corta para poder conocer a todos los pacientes, así como poder tener mayor presencia en planta y entre el equipo profesional. A su vez, contar con mayor tiempo asistencial permitiría realizar atenciones dirigidas no solamente a pacientes y familiares, sino también a profesionales, tal y como propone en sus inicios el proyecto HU-CI (Humanización de los Cuidados Intensivos), pudiendo trabajar sobre la prevención del burnout a través del trabajo de herramientas de comunicación efectiva, ofreciendo un contexto terapéutico para la ventilación emocional y elaboración psíquica de situaciones y vivencias críticas y favorecer las competencias emocionales como son la empatía y compasión. Por último, y con el tiempo también será importante realizar algún tipo de protocolo que permita la evaluación de los resultados de las intervenciones realizadas. G.M.: Para mí, como residente de Psicología Clínica, ha sido una de las experiencias profesionales y personales más importantes en estos casi tres años de formación. He tenido la oportunidad de formar parte de este proyecto desde sus inicios, en enero de 2019, cuando empezamos a elaborarlo junto a los compañeros de la REA. Desde entonces hasta su puesta en marcha, en marzo de 2020, todo ha sido aprendizaje, ilusión, motivación y ganas de seguir adelante. La acogida por parte del equipo de la REA ha sido excepcional. Somos uno más en la Unidad. Muestran un gran interés por la comprensión de los procesos psicológicos y también por compartir con nosotros sus conocimientos médicos y el estado de salud de los pacientes. Sin duda, estamos aprendiendo juntos. Creo que esta iniciativa será muy enriquecedora para nuestra formación como Psicólogos Clínicos. Es una gran oportunidad para poner en práctica los conocimientos que vamos adquiriendo durante la residencia, esta vez en un servicio diferente al nuestro, con un equipo distinto, pero con los mismos objetivos: lograr una mejor atención y una mayor calidad de vida para nuestros pacientes y sus familias. Estamos ante un desafío y un largo camino por recorrer e intentaremos demostrar que esto no es algo pasajero. Desde enero de 2021 hasta mayo de 2022, seré yo el residente, que, bajo la supervisión de Beatriz Heras, Psicóloga Clínica y Facultativo Especialista de Área de Interconsulta y Enlace, y nuestra tutora, María Dolores Gómez, se encargue de la Intervención Psicológica en la REA. Durante este año y medio de trabajo, intentaré definir bien las áreas de actuación para poder alcanzar los objetivos propuestos y también para generar, junto al equipo de la REA, los cambios necesarios que logren hacer de este un proyecto diferenciador y de excelencia. Hemos empezado con aspectos de bajo o nulo coste, que ya van dando resultados satisfactorios a corto plazo y que están haciendo que nuestra ilusión y motivación se incremente. Continuaremos recogiendo todas las experiencias y seguiremos aprendiendo juntos, de nuestros aciertos y también de los errores, para poder seguir creciendo. También es nuestra intención a medio/largo plazo poder trasladar a la comunidad los resultados de esta iniciativa a través de sesiones clínicas, congresos, publicaciones o proyectos de investigación que proporcionen evidencia científica y que demuestren que este proyecto no solo se ha podido llevar a cabo, sino que también es viable a nivel de coste-beneficio, que mejora la atención sanitaria y, sobre todo, que le da un gran valor al trabajo, dignificando a los pacientes, a sus familias y a nosotros, los profesionales sanitarios. * La Redacción de Infocop agradece a los profesionales entrevistados su dedicación, colaboración y tiempo para la realización de la entrevista, así como a Cristina Torres, periodista del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, su ayuda como enlace para la realización de las entrevistas. |