El suicidio se mantiene como la principal causa externa de muerte en España, según el INE
15 Ene 2020
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado, un año más, los datos sobre defunciones por causa de muerte correspondientes al año 2018. Dicha Estadística proporciona información anual sobre los fallecimientos acaecidos dentro del territorio nacional, atendiendo a la causa básica que los determinó, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tal y como señala el INE en nota de prensa, el total de defunciones producidas en nuestro país durante el pasado año 2018 fue de 427.721 defunciones, 3.198 más que en el año anterior (un 0,8% más), continuando así con la tendencia creciente del pasado año. Por sexo, fallecieron 216.442 hombres (un 1,0% más que en 2017) y 211.279 mujeres (un 0,5% más). | |||
Las enfermedades del sistema circulatorio principalmente las isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho )-, continúan manteniéndose como la primera causa de muerte por grupo de enfermedades, con 258,6 fallecidos por cada 100.000 habitantes (un 1,3% menos que en 2017), seguida de los tumores, con 241,2 fallecidos (un 0,5% menos), y de las enfermedades del sistema respiratorio, responsables de 114,9 fallecimientos por cada 100.000 habitantes (cuyo porcentaje, a diferencia de los casos anteriores, ha aumentado con respecto al pasado año, en un 4,0%). En el desglose de datos de causas de muerte por edad, destaca nuevamente el elevado porcentaje de muertes en menores de un año (79,9%), debidas a afecciones perinatales y a malformaciones congénitas (57,9% y 22,0%, respectivamente). Asimismo, se observa que las causas externas de muerte constituyeron el segundo motivo de muerte en el grupo de uno a 14 años (18,3% del total) por detrás de los tumores (29,2% del total), una distribución que se invierte al observar las cifras correspondientes al grupo de personas entre 15 a 39 años: causas externas (41,1% del total) y tumores (23,8%). Concretamente, en relación con las causas externas, se produjeron 15.768 fallecimientos (9.893 hombres -un 0,3% menos- y 5.875 mujeres -un aumento de 0,7%-), registrándose un descenso de un 0,4% con respecto al año anterior (69 menos). Lamentablemente, tal y como se ha venido observando en los últimos años, el suicidio se mantiene nuevamente como la primera causa de muerte externa en nuestro país con 3.539 fallecimientos (a pesar de seguir con la tendencia decreciente detectada en 2016, y de haberse registrado un descenso del 3,8% en relación con 2017). Este grave problema de salud pública, definido así por la OMS, sigue siendo la primera causa externa de muerte en los hombres, -con 2.619 fallecidos-, seguida de las caídas accidentales (1.693) y y el ahogamiento, sumersión y sofocación (1.630)-, y la tercera entre las mujeres (920 fallecidas), por detrás de las caídas accidentales (1.450) y del ahogamiento, sumersión y sofocación (1.460). Por otro lado, en lo que se refiere a los resultados sobre causas múltiples de defunción, difundidos por el INE desde hace dos años, la causa múltiple más frecuente continúa siendo la enfermedad hipertensiva, que contribuyó en el 13,6% de las defunciones, aunque solamente en el 2,9% de los casos fue la causa desencadenante, es decir, la causa básica. Por su parte, las tasas brutas más elevadas de fallecidos por cada 100.000 habitantes en función de las Comunidades Autónomas y las Ciudades Autónomas, corresponden al Principado de Asturias (1.292,5), Castilla y León (1.215,5) y Galicia (1.201,1), mientras que las más bajas se dieron en las ciudades autónomas de Melilla (609,7) y Ceuta (629,8) y en Illes Balears (697,9). Sin embargo, atendiendo al hecho de que las tasas fueron más elevadas en los territorios envejecidos dado que suele haber más defunciones por el efecto de la estructura de la población por edad-, el INE calculó tasas de mortalidad estandarizadas, que representan la mortalidad de cada Comunidad Autónoma si todas tuvieran la misma composición por edad. En este caso, las regiones con las tasas estandarizadas más elevadas fueron la ciudad autónoma de Melilla (1009,2) Andalucía (953,6), y la ciudad autónoma de Ceuta (952,6), presentando tasas estandarizadas más bajas en la Comunidad de Madrid (689,0), Castilla y León (757,1) y la Comunidad Foral de Navarra (761,8). Los datos anteriores ponen de relieve la urgente necesidad de implementar un Plan Nacional para la Prevención de Suicidio en España, inexistente aún hoy día en nuestro país. Precisamente, la redefinición de los objetivos y acciones de prevención del suicidio, así como la mejora de su conceptualización para el desarrollo de medidas eficaces que puedan hacer frente a este grave problema, son algunas de las líneas estratégicas recogidas en la actualización de la vigente Estrategia Nacional de Salud Mental, del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. A este respecto, en septiembre de 2019, la ministra de Sanidad adelantó que el documento con la actualización de la Estrategia se encontraba en una fase muy avanzada. Y puso de relieve el firme compromiso del Ministerio con el abordaje del suicidio, considerando imprescindible la visibilización de esta realidad y la ruptura del tabú que aún existe en torno a este grave problema de salud pública. En este sentido, entre los objetivos prioritarios de la nueva Estrategia señaló la sensibilización y mejora de la información a la población general, mediante acciones de concienciación promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales dedicadas a la causa, así como el fomento de la detección precoz del riesgo suicida, mejorando, para ello, el acceso y atención en los servicios sanitarios públicos. Entre las medidas expuestas en esta línea, indicó la intención de desarrollar una red de atención telefónica coordinada e integrada para mejorar el abordaje en casos de conducta suicida, y la promoción de la elaboración de procesos asistenciales integrados de atención a las personas en riesgo de suicidio. En este contexto, una de las medidas más eficaces que ha venido planteando el Consejo General de la Psicología en los últimos años, es la incorporación de psicólogos clínicos en Atención Primaria, lo que facilitaría tanto la detección precoz como la prevención de este grave problema, en este primer nivel asistencial de la salud. Para acceder a la nota de prensa, pincha el siguiente enlace: |